Un desafortunado incidente a los diez años de edad, fue el mismo que llevó a Louis a conocer a aquel pequeño y extraño niño de ojos verdes que le ayudó a escapar del frondoso bosque en el cual se había perdido, pero aquella fue también la ultima vez...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
《Lo primero es lo primero, voy a decir todas las palabras dentro de mi cabeza. Estoy enfadado y cansado de la forma cómo han sucedido las cosas.
Lo segundo es lo segundo, no me digas lo que crees que puedo ser; soy el que lleva el timón, soy el amo de mi mar.
Me destrozaron cuando era joven, llevando mi enfado hacia las masas. Escribiendo mis poemas para los pocos, que me miraban, que se encariñaron conmigo, los que me entendieron. Mi mensaje surge desde las venas. 》
❧
Mientras las horas avanzaban la incertidumbre y la impaciencia jugaban con la mente del joven atrapado dentro de las barracas. Tan solo la luz que provenía del pasillo era su única manera de conocer el posible transcurso de las horas. Estaba preocupado, aquello no había como calmarlo. No encontraba una forma de menguar su ansiedad, el día se iba y, salvo aquella última conversación que mantuvo con Harry mediante la conexión, nada le dejaba pista de lo que estaba ocurriendo afuera, o de lo que posiblemente podría ocurrir en poco tiempo. A pesar de todo, finalmente su mente dejaba de cerrarse a las posibilidades, cesaba la guerra entre el deber y el espíritu, lo peor ya había ocurrido, el pueblo lo acusaba con completa frialdad, sería juzgado... ya no tenía nada más que perder en aquel lugar. Por primera vez, la máscara de cazador quedó rota, y ahora solo estaba él: Louis, el joven que encontró en el bosque el hogar que Castle Combe nunca pudo ser para él.
Aunque, alrededor de la euforia y la ansiedad, aún subsistía algo que le azotaba con remordimientos; su familia. Su padre y sus hermanas siempre habían sido todo para él. Una vez su madre falleció, Louis se convirtió en el hombre que tuvo que ser, creciendo demasiado rápido para ayudar a su padre. No obstante, ¿Qué sería ahora de esa relación con su familia? ¿Les habría perdido? Tenía horas allí, encerrado, y nadie le había visitado hasta el momento. Visitar a un acusado no estaba prohibido, mucho menos cuando se trataba de lo que posiblemente sería una despedida. Claramente, nada podría hacerse si eran ellos quienes no querían verlo.
Por supuesto que dolía, pensar que le repudiaran al nivel de ni siquiera tomar un momento para dejarlo verles por última vez lo estaba matando.
Las horas continuaban avanzado, la noche estaba más próxima que nunca. Louis estaba hambriento, y a pesar de lo exhausto que estaba conciliar el sueño no era una tarea sencilla. La atmósfera destilaba tanta tensión y pesado silencio, incluso podía ser escuchado cada crujido de las paredes o del metal en las celdas. Afuera todo estaba callado, ya no había ruido provocado por la histeria de lo pueblerinos, solo calma; una demasiado angustiante y molesta para el gusto del joven. Ahora que la noche tocaba las puertas del día, reclamando su turno, el castaño aceptaba con amargura lo que temía: Su juicio sería el día siguiente. Nadie le había interrogado, nadie le había dado comida, ni intentaron una sola prueba sobre él... No había nada que probar, era obvio, para ellos ya estaba decidido, era un traidor, ayudante de herejes, era más que un simple sospechoso, y le trataban como tal.