Un desafortunado incidente a los diez años de edad, fue el mismo que llevó a Louis a conocer a aquel pequeño y extraño niño de ojos verdes que le ayudó a escapar del frondoso bosque en el cual se había perdido, pero aquella fue también la ultima vez...
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《Soy más grande que mi cuerpo, soy más frío que esta casa. Soy más cruel que mis demonios, soy más grande que estos huesos.
Y todos gritaban: ''¡Por favor detente, estás asustándome!''
No puedo evitar tener esta terrible energía.
Maldita sea tienes razón, deberías sentirte asustado por mí.
... ¿Quién está bajo control?》
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La tensión explotó dentro de la habitación. Todos habían sido capaces de presenciar la manera en que la gran puerta de la iglesia fue derribada. Cada mirada en ese lugar pudo captar aquellas veloces sombras negras que traspasaron la entrada, no obstante, la más pesada de las calmas prosiguió al suceso; pues ninguna de las nueve figuras podía ser halladas a pesar de que nadie dudaba de su acceso al momento. Los cazadores estaban alertos, sin haber esperado más que el primer estruendo para buscar sus armas ágilmente. Los sacerdotes se aferraron a sus amuletos, siendo incapaces de apartar la mirada del ardiente fuego. Un murmullo de rezos había comenzado por parte del jurado, pero nada podía detener lo que estaba por suceder.
—¿Qué mierda está pasando, Tomlinson? —Escuchó preguntar a la voz de Sebastian.
El cazador apenas le miraba, Sebastian mantenía una flecha preparada en su arco, y no dejaba de pasear su mirada por todo el lugar, buscando minuciosamente a lo que sea que hubiese causado tal cosa. Repentinamente, cada rincón oscuro de la sala representaba peligro.
No obstante, el acusado hallaba alivio entre todo el desorden. Louis no necesitaba perseguir sombras como ellos, les había visto desde el primer momento, sus auras brillaban con inmensa fuerza. Eran nueve, rodeaban a todos y nadie se daba cuenta de lo cerca que estaban; como fantasmas, camuflajeandose en la oscuridad. Intentó buscar a Harry entre estos, pero él no estaba allí, realmente, tan solo una de las auras era familiar para joven, lo que restaba no eran más que desconocidas presencias. Al ex-cazador no se le hizo muy difícil suponer que Niall no había permitido que el pequeño rizado acudiera a su rescate; sin embargo, estaba completamente sorprendido de que el Absoluto que había estado tratando de alejarlo por meses, estaba ahí por él.
—Así que no piensas responder... —Volvió a escuchar a Sebastian. —Entonces, harás que las ratas salgan. —El arco y la flecha fueron apuntados directamente hacia él. La filosa mirada que ese hombre le daba dejaba en claro que sus actos no eran simples amenazas, la cuerda estaba tensa y solo la punta de unos dedos estaba separando a esa flecha de su cuello. —Haz que salgan.
Louis no respondió. Le miró fijamente. Sin duda sabía dónde estaban, pero no lo diría, de su boca no se escucharían pistas que delataran a las brujas. Se estaba arriesgando demasiado, pero no podía, y no lo haría. No hubo respuestas, y Sebastian lucia como nunca antes le había visto, esa expresión de amenaza en su rostro, la determinación que le indicaba lo que sucedería.
