Carta 3: Maldiciones

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No tengo perdón de mi amo y Lord Loki :( pero créanme, he tenido un primer semestre de la &%$#!##!!... Si ahora sigo vivo es gracias a la benevolencia de los dioses TnT y gracias a ellos tuve inspiración para traeros esto 7w7 ñañaañañaaaaa 

Querida Maléfica:

Algunas veces pienso que tu mente es una zarta de ideas imposibles de explicar o comprender ¿En verdad, Maléfica? ¡¿De verdad te atreviste a maldecir a una niña?!

 Debo decir que no era lo que tenía en mente, intimidar a los reyes es una cosa, el maldecir a su hija a morir es otra muy distinta, una que a mi no me parece un juego porque no lo es. Puedes convertirme en cuervo para no entender las cosas que te grito, pero no puedes evitar la verdad detrás de ese vil acto de maldad que has cometido. Acabas de arrancarle a una bebé su vida entera, la condenaste a morir cuando ella es solo una víctima de una guerra donde ella no tiene nada que ver. 

Me pediste que me vistiera de fiesta, que me posara en tu hombro como un compañero, que batiera mis alas delante de los reyes y de los cortesanos mientras gritaba palabras en mi lengua natal que le pusieran a los hombres y mujeres la piel de punta, no sé que tienen los graznidos de mi especie que tienen ese efecto en la raza humana, quizá deban asociarlos al hecho de que podemos sacarle los ojos a un hombre y nos posamos malignamente sobre los cadáveres que la guerra y el hambre deja a su paso, no es por gusto, es porque al igual que ustedes, humanos, muchas veces debemos recurrir al método horrendo para obtener comida, no se crean tan deliciosos para nuestra especie, porque no lo son. Me pediste compañía, Maléfica, apoyo moral más que como un compañero, como una vil mascota, aunque no te amase haría ido contigo y como lo hago tenía la obligación de estar a tu lado todo el tiempo, cosa de la que tampoco puedo quejarme mucho. Agradezco tener las plumas del negro de la noche, sino habrías notado el rojo carmín que se extendió por mis mejillas cuando tus manos acariciaron mi plumaje, a pesar del terror que infunden las llamas de color malva con las que juegas a la bruja malvada, habría dado las tres plumas que adornan mi coronilla con tal de seguir sintiendo tus dedos en mis alas. 

Y sin embargo, no puedo evitar sentirme molesto y usado... A pesar de estar de acuerdo con eso. Debí interponerme entre esa niña y tu conjuro pero no lo hice, Maléfica, no grazné maldiciones cuando vi que la vida de esa niña quedaba condenada a la tragedia. Quizá ahora por eso te escribo estas palabras, porque no puedo cargar con el hecho de dejarte hacer lo que te plazca a pesar de que sea malo.  Me pides que entienda tus razones pero cómo hacerlo cuando te cierras cada vez que las pregunto, como ignorar el hecho de que te portes tan distante y cuando dices que confíe y lo hago haces algo tan atroz con una pequeña. No puedo pasar un día sin dejar de preguntarme qué te hizo el mundo para cambiar un corazón tan tierno en un pedazo de hielo cuya única misión es destrozar la vida de inocentes. 

No soy tan animal como crees, ¿En serio piensas que en el páramo no se habla de la niña de gran sonrisa y de noble corazón que vivía en ti hace mucho? Cada que los duendes y las otras hadas la mencionan, me enamoro un poco más de ti, un tanto más de tu pasado, estoy enamorado de esa niña que jugaban en el páramo y de la mujer que ahora lanza maldiciones a diestra y siniestra, pienso que estoy loco por amarlas a ambas, porque parece que no tienen nada en común... 

Los árboles dicen que te hirieron hace mucho... ¿Fue en batalla?

Las ninfas del río que alguien te arrancó lo más precioso que tenías... ¿Lo que te fue robado puedo recuperarlo?

Las otras hadas dicen que enloqueciste... ¿Puedo hacer algo para devolverte la cordura?

Y todos los demás dicen que sufres por culpa de una maldición... ¿Fue Estefan quien te lanzó esa maldición y a cambio has maldecido a su hija?

Mientras me pregunto todo eso, no puedo dejar de pensar en la princesa Aurora, en el hecho de cómo todos estamos malditos por algo... 

Aurora, a morir cuando tenga los 16 años. 

Los Reyes, por perder a su hija aún antes de que ésta haya muerto. 

Los hombres y mujeres del reino, por la miseria de la guerra que lucha su rey contra el páramo. 

Yo, por haberme enamorado de ti. 

Y tu... Tú Maléfica, no sé cuál es tu maldición, pero a lo que veo, por todo el dolor que has causado a los demás y por la herrida tan grande que veo dentro de tus ojos,  debe ser la más terrible de todas. 


Tus alas, Diaval. 

Cartas a MaléficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora