Carta 5: Descubrí un secreto

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Querida Maléfica:

No es necesario que me ocultes que tienes corazón porque sé que lo tienes y es casi tan grande como el de cualquiera que habite en el páramo, lleno de amor y ternura. Tu piensas que tengo los ojos de los humanos, lentos y que santan detalles pequeños, pero te olvidas de que el cuervo tiene ávidos ojos capaces de memorizar el detalle más pequeño. Te he visto mirarla ¿A quién? a nadie menos que la tierna Aurora quien ha crecido bastante en estos últimos meses. Le he enseñado varias cosas como podrás notar, sabe imitar el aleteo de los cuervos y cuando canto para ella, hace pequeños sonidos para imitar el coro... Es una bebé inteligente, como un cuervo. 

Volviendo al secreto que acabo de descubrir. La primera vez que vi tu sombra yendo a la ventana de mi Aurora me horrorice puesto que el cansancio me impidió reconocerte y te confundí con un humano que buscaba hacerle daño, inmediatamente el miedo me despertó, así como debe despertarse el dueño de un maizal cuando escucha que un ladrón va entrando a la cocina, pensaba que perdería uno de mis más grandes tesoros y estaba dispuesto como siempre a arrancarle los ojos a cualquiera que ose poner en peligro la vida de mi princesa. No te perturbe mi forma de hablar de Aurora, ella es como una hija para mi, o al menos eso creo, puesto que no sé muy bien lo que es ser padre, ella no es sangre de mi sangre ni pluma de mis plumas pero estarás de acuerdo con que la he criado y he hecho un trabajo maravilloso comparado con las tres ilustres e inútiles hadas... Alguien debería de recordarles que las zanahorias crudas no son buenas para un bebé. 

Me he desviado nuevamente del tema; iba a por el ladrón cuando encontré a mi reina parada junto a la ventana, observando con gesto sombrío a Aurora, cuando la pequeña rió con cada gesto que hacías para asustarla mi corazón saltó dentro de mi pecho por la ternura de esa escena, ella no te teme como tampoco yo. Ella ve que un ser como tu no carece de amor y de una ternura congelada que creo ver en tus ojos cada que ella se refleja en tu mirada. 

¿Será que Aurora es capaz también de descongelar corazones? porque en ese caso el tuyo está a punto de latir dde nuevo, admítelo, puedes odiar al padre y a la madre, al reino incluso pero no puedes odiar a Aurora aunque lo intentes, puedo apostar que en unos años irás por el bosque mirándola y siguiéndola como una madre lo hace con sus hijos, cuando lo vea me reiré en secreto ¡Y  vaya que lo haré! será algo parecido a ver a un cuervo ahogarse con el maíz que acaba de robar, bueno no tan cómico pero sí. Entonces recordarás ese refrán tan popular y extraño que afirma que debes tener cuidado con lo que deseas. 

Solo espero que llegados a ese punto donde te des cuenta de tu error aún haya tiempo para enmendar las cosas y nadie salga herido. Mientras tanto, me conformo con esta pizca de felicidad que le confirma al mundo una cosa: Tú si tienes corazón 


Por siempre tus alas, Diaval. 

Cartas a MaléficaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora