6. Secuestro

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Semanas después...

Habían pasado semanas desde lo sucedido, Elena aún no sabía que creer pero desde ese entonces, los asesinatos pararon y ella continuó con su vida normal. Nunca le llegó a contar lo que pasó esa noche en Mystic Falls a Caroline, simplemente le inventó que había salido con un chico esa noche y nada más. Tampoco supo del paradero de dichos hermanos pero por el bienestar de ella y de su mejor amiga era lo mejor.

La castaña continuó con sus estudios y su trabajo en aquel restaurante, sus calificaciones eran excelentes hasta el momento. Sin duda todo mejoró desde la partida de Dean y Sam Winchester.

Era otra noche normal para la chica, era miércoles y Vicki le había pedido de favor a Elena que cerrara el restaurante ya que ella tenía algunos asuntos que resolver. En fin, no fue problema alguno para la chica y tal como se lo pidió cerró el restaurante y comenzó a caminar hacia los dormitorios de la universidad.

La noche era fría, así que la castaña se colocó su abrigo y siguió su camino en las solitarias calles de Georgia hacia su dormitorio cuando de repente figura masculina se posicionó frente a ella.

—Buenas noches— musitó amablemente aquel hombre. —¿Qué hace una chica tan hermosa como tú caminando sola a estas horas de la noche?— indagó mientras se acercaba poco a poco a ella.

—Me voy a casa— respondió cortantemente Elena. Tenía un mal presentimiento con aquel hombre así que siguió caminando, pasándolo de largo.

—Permíteme acompañarte— suplicó mientras la alcanzaba.

—Estoy bien, gracias— rechazó cortésmente.

El bello hombre se paró frente a ella y la miró fijamente a los ojos, no era tan alto, su cabello era negro y tampoco tan largo y lo que más le llamó la atención fueron sus intensos ojos azules, azules como el cielo.

—No te muevas— ordenó seriamente.

La chica quería hacer caso omiso de lo que le había dicho pero no podía, estaba inmóvil, no podía hacer nada contra su voluntad. Es como si la hubiera hipnotizado.

—¿Qué demonios?— maldijo la morena tratando de moverse.

—Te ves tan apetecible...— decía mientras echaba hacia atrás la larga cabellera de la chica para dejar al descubierto su cuello. —Y yo tengo tanta hambre... eres tan hermosa, lástima que tenga que matarte.

Sonrío malévolamente él chico, Elena estaba a punto de gritar para pedir ayuda pero nuevamente la miró fijamente a los ojos.

—No grites.

Los ojos del chico se tornaron rojos y sus venas comenzaron a resaltarse, ya había visto esa mirada antes hace unas semanas, con los disque cazadores. Ahora sí creía que todo lo que le dijo esa vez Sam, el cazador más alto y de cabellera larga, era verdad; Además de que era la segunda vez que estaba a punto de ser la cena de uno de ellos. Deseaba tanto que en esos momentos los cazadores la rescataran y rezaba a Dios para que así fuera pero lamentablemente no fue así. Los colmillos del vampiro se incrustaron en el cuello de Elena, sentía un dolor horrible, lo único que quería hacer era gritar pero no podía y no entendía que le había hecho aquel chico para que no gritara. El vampiro succionó y succionó su sangre, y la castaña estaba a punto de perder el conocimiento cuando alguien interrumpió la cena del vampiro.

—¡Damon!— exclamó otra voz masculina.

—¿Qué?— contestó de mala gana este, girándose hacia a él. —¿Qué quieres?

Salvation «Dean Winchester»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora