9. Rescate

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Con su velocidad vampírica, Damon tomó primero a Caroline y le incrustó sus colmillos en el cuello de esta, la chica soltó un grito desgarrador que hizo que Sam se desesperara.

—¡Nooo!— gritó impotente de no poder hacer nada desde donde estaba.

—¡Elena, corre!— le ordenó Dean a la castaña. 

Pero ella no podía dejar a su amiga ahí, no iba a permitir que la mataran.

—¡No puedo dejar a Caroline! ¡Ella es mi mejor amiga!

—¡Toma esto!— enseguida, Sam le tendió una estaca de madera y rápidamente se lo clavó en la espalda. Damon inmediatamente soltó a la chica, comenzando a jadear de dolor. —¡Ahora sí, corre, Elena!

—Te arrepentirás de eso, Elena Gilbert...— masculló el vampiro, retirándose el pedazo de madera que la chica le había clavado en la espalda para después ir detrás de ella. 

Elena comenzó a correr con todas sus fuerzas, consiguiendo salir de la mansión. Le sorprendía que Klaus no estuviera cerca para detenerla. Aún así no tenía las de ganar, ella continúo corriendo sin mirar atrás. Se escondió detrás de un árbol para recuperar un poco el aliento y seguir avanzando pero unos brazos la retuvieron.

—¿Ibas a algún lado?— dijo un Damon realmente molesto. 

—¡Déjame ir, Damon!— suplicó la chica.

—Mmm, no...— nuevamente, las venas de los ojos de Damon comenzaron a resaltarse, dejando ver sus colmillos. —No puedo resistirme... tu sangre sabe tan bien... 

—No puedes matarme... Klaus, me necesita así que no puedes hacerme daño. Él se molestará contigo si me matas...— le advirtió Elena, que estaba que sudaba frío. Veía a Damon con tanta seguridad de beber su sangre que tenía que buscar la manera de convencerlo de que no le hiciera daño.

—Me importa un carajo, Klaus Mikaelson... valdrá la pena... al igual que lo valió asesinar a tu padre, madre y tu hermano, Jeremy...

La chica no podía creer lo que había confesado Damon, no había sido un ataque animal como le hicieron creer, él los había asesinado... debió imaginárselo desde un principio.

Pero aún así cerró los ojos, esperando sentir esa terrible sensación al incrustar sus colmillos en su cuello pero escuchó un gran crujido detrás de ella. Al darse media vuelta, vio a Damon tendido en el suelo y a Stefan frente a ella.

—¿Estás bien?— ella simplemente asintió, aun en estado de shock por lo que estaba pasando. Stefan miró el cuerpo medio muerto de su hermano y regresó su mirada de nuevo a la chica. —No te preocupes, él estará bien pero tienes que salir de aquí, Klaus no tardará en regresar— decía mientras hacia caminar a Elena.

—¿Qué pasará con Damon?— preguntó muy insegura.

—Yo me encargaré de lo demás, no te preocupes. Ahora, tienes que regresar con tus amigos...

—Espera...— la chica se detuvo. —¿Por qué estas haciendo esto? ¿Por qué estas ayudándome?

Stefan suspiró antes de poder contestarle.

—No quiero que te obliguen a ser algo que no quieres, no permitiré que suceda lo mismo contigo... no quiero que te arruinen la vida, como yo se la arruiné a Damon...— confesó tristemente el ojiverde.

La chica quedó sorprendida ante tal confesión del vampiro y se sentía inmensamente agradecida con él por no dejar que la convirtieran en un vampiro. Sintió tanta pena por él que no pudo evitar abrazarlo y así consolarlo.

Salvation «Dean Winchester»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora