Siempre pensé que en mi mente solo habría espacio para el vóley...era todo lo que me importaba, era todo lo que me llenaba, era todo lo que amaba...al menos eso pensaba, pero cuando lo conocí todo cambio. era tan radiante que llegaba a ser molesto...
puse las manos en los bolsillos de mi chaqueta y saque las llaves , mire hacia el cielo, unas nubes negras se apoderaban de ella; pronto llovería.
Abrí la puerta y entre en la casa pisando las puntas de los dedos para hacer el menor ruido posible
Logre llegar a las escaleras y empecé subirlas lentamente, pero el rechinar de un escalón me delato.
-¿KAGEYAMA? –grito mi padre
-¿Que es lo que quieres? -le respondí de mala gana
-¿Dónde andabas? Mira la hora que es
-Sali a caminar
-no me mientas has estado con tu noviecito ¿verdad?
-¿y que si lo hice? ¿Algún problema?
-Te advertí que no te acercaras a el
-Tú no me puedes decir que hacer y qué no.
-Cuando se trata de él, claro que si puedo mandarte si quiero; tú no puedes acercarte a ese homosexual.
-Claro que si puedo, él es mío y lo sabes. Lo amo y me ama.
- ¿Cómo estas tan seguro de eso?
-El me lo dijo.
-no quiero que vuelvas a ver a ese chico . —habla con voz autoritaria.
-No puedo hacerlo
- ¡Entonces busca la manera! —Me regaña aun más fuerte —No me gusta ese chico para ti.
-¿Por qué no? Dame una razón. -- exigí.
-No es una buena persona. Está engañándote. Te esta convirtiendo en algo que no eres, te está confundiendo
-Yo lo quiero y lo seguiré haciendo —respondo —Quieras o no, saldré con él.
-hazme caso, soy tu padre.
-me importa un mierda quien seas, no puedes tomar las decisiones por mi ,yo sé lo que quiero
- ¡No me alces la voz!— me grita.
Unas lágrimas solitarias recorren mis mejillas.
—No —respondo secamente y subo corriendo a mi habitación si hacer caso a los gritos de mi padre llamándome. Llego a mi habitación y caigo rendido a la cama llorando sin reparo alguno.
Mi corazón se había desecho en los minutos en que mi padre no aprobó mis sentimientos. Me sentí realmente traicionado, y más cuando me prohibió verlo. Eso sería muy difícil, pensé.
Deje de pesar en eso y cerré mis ojos ,lentamente me deje llevar por el sueño.
Me desperté temprano esa mañana no me atreví a hablarle a mi padre, y el al parecer tampoco a mi. Mis ánimos son mínimos, y no es de menos, todavía no supero lo de ayer.
camine asía el colegio ,al entrar salude a hinata y me senté ,la clase había empezado
Miro la pizarra repleta de problemas matemáticos pero mi mente esta más allá de este momento, ¿seria por lo de ayer?
Las clases pasan con lentitud, este sentimiento es muy conocido para mí
Los maestros me regañan por no atender, Hinata intenta llamar mi atención pero nada logra sacarme de mi neblina de incertidumbre y dudas.
La hora del almuerzo llega luego de parecer estar horas encerrado, es un momento en el que puedo respirar.
Camino hacia el comedor y alguien camina a mi lado, miro hacia esa persona y es Hinata , quien me mira con preocupación.
-¿Qué ocurre? —pregunta con preocupación en su voz.
Hago una mueca y sacudo la cabeza en negación.
Se muy bien que no me cree, el no es tonto pero tampoco insiste a que le de otra respuesta.
Mejor así, de otra manera me asfixiaría.
Nos sentamos en nuestra mesa de siempre, mi estomago se siente vacio pero no siento apetito.
Tanaka llega un tiempo después con una bandeja en sus manos, al mirarme frunce el seño y no puedo evitar pensar que estoy horrible. ¿Soy tan transparente?
-Estoy bien, no me pasa nada. —me limito a responder sin que el allá preguntado, lo veía venir.
-Pues no parece —me regaña con la mirada.
Tanto Hinata como Tanaka comen en silencio pero no pierden detalle de mi persona.
Esto ya es molesto.
- ¡Ya dejen de mirarme! —exclamo, ellos se resignan y apartan las miradas.
El tiempo esta vez pasa increíblemente rápido, suspiro pesadamente y me pongo de pie.
- ¡Eh! Espera Kageyama —me llama Hinata.
Doy media vuelta y lo encaro.
-Se muy bien que no estas bien, y no sabes cuanto me molesta verte así —habla con la mandíbula apretada,
parece que recuerdo algo desagradable, su mirada se oscurece ligeramente; luego me mira y cambia radicalmente de actitud.
-Quiero hacer algo por ti para que te sientas mejor.
Me mordí el labio interior, pensando.
-No necesito nada, gracias —respondo y me encamino nuevamente a la clase de geología.
El me toma del brazo.
-Entonces no me dejas elección. —una sonrisa aparece en su rostro —Te llevare en un lugar que se que te gustara