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Narra Reyna.

Ver a Thalia Grace no fue lo más peculiar de mí día.

Al final decidí tomar vacaciones, junté valor para mandarle un mensaje Iris a Hylla y ella dijo que podía quedarme todo el tiempo que quisiera, pero sólo me quedaría una semana. Me tragué el orgullo y hablé con Frank para encontrar la manera de que la duodécima legión no terminase destruida en mi ausencia. Frank y Hazel me aseguraron que todo estaría en orden, también les hice prometer que cuidarían a mis perros, entonces partí unos días después.

Iba a viajar en avión desde California hasta Seattle, lo que me pareció de lo más extraño. Hacía mucho tiempo que no viajaba en avión, siempre que tocaba andar por los cielos iba en Scipio, pero ahora él ya no estaba, y esto no era una misión. Creo que eso era lo que más me consternaba, que no viajaba para combatir, prácticamente estaba haciendo turismo, algo demasiado normal para mí.

Lo peor fue abrir mi armario y empacar. Usaba armadura la mayor parte del día, y si no estaba usando una camiseta del campamento. Obviamente sí tenía ropa común, pero no estaba acostumbrada a usarla. Lo que hice fue volcar mi ropa de invierno en una maleta y listo. No estaba segura de llevar armas, por las dudas guardé una daga en mi mochila, también llevaba un par de libros, mi celular (tecnología anti-monstruos, cortesía de Leo Valdez) y mis auriculares.

Antes de salir me miré al espejo, en vez de mi trenza habitual llevaba el cabello suelto, me llegaba hasta la cintura, tenía puestos unos jeans oscuros y un suéter granate que me quedaba bastante ajustado, debido a que hace muchísimo que no lo usaba y no me di cuenta que ya era muy pequeño para mí.

Un centurión de la segunda cohorte me llevó hasta el aeropuerto, gracias a los dioses no me topé con ningún monstruo, y al parecer la niebla hizo su trabajo porque el detector de metales no notó mi daga.

El vuelo no fue muy tranquilo, hubo turbulencias la mayor parte del trayecto, más de una vez pensé que el avión se iba a caer. Estuve con los auriculares puestos todo el trayecto, tenía bastantes canciones, pero nunca tanto tiempo para escucharlas.

Cuando faltaba poco para aterrizar sentí un golpeteo en mi ventana, pensé que había empezado a llover, pero vi a una chica con campera plateada y pantalón militar montada en un pegaso. Era Thalia Grace, la líder de las cazadoras de Artemisa. Estaba igual a la última vez que la vi en San Juan; con el pelo corto y sus tremendos ojos azules delineados. Ella me saludó, dudé un segundo, pero le correspondí. Luego noté que el señor de al lado me miraba raro y cerré la cortina.

Conseguí llegar viva a Seattle, aunque tuve un problema con mi equipaje, pero un joven guardia lo solucionó enseguida, le di las gracias y él me contestó "De nada, bonita" No recordaba la última vez que alguien me había hecho un cumplido, pero yo ignoré al guardia, no estaba lista para esto. No estaba lista para el amor.

Tomé un taxi para llegar al cuartel de las amazonas, que irónicamente era una sucursal de "Amazon", el taxista me dejó frente al local, pero di la vuelta para entrar por la puerta trasera. Me pareció un gesto bonito que mi hermana dijera que podía entrar por la puerta trasera en vez de secuestrarme como la última vez.

En la puerta me estaba esperando una amazona, apoyada de manera despreocupada en la pared para no llamar la atención, en cuanto me vio se notó preocupación en su rostro.

—¿Pasa algo?— le pregunté.

—No debería decírtelo yo—contestó la chica—Sígueme.

La chica me guió por una serie de interminables túneles, eran todos iguales e iban en bajada. No sabía qué tan por debajo del suelo estábamos, tampoco comprendía como esa chica se orientaba, cada cierto tiempo pasaban amazonas a paso apurado, hablando por comunicadores y evitando mirarme.

"Compostura, pretora" FanFic TheynaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora