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Narra Reyna

Las cosas pasaban demasiado rápido.

Thalia me había despertado a mitad de la noche, diciéndome que estaban atacando el hotel y que teníamos que huir.

Me había acostumbrado a los cambios repentinos, pero esto se me estaba saliendo de las manos, en momentos así extrañaba los baños romanos.

Sobrevolamos California, en dirección al Este, hacía un frío que pelaba y mi cabeza daba vueltas. Mi pegaso parecía igual de cansado que yo, dentro de unas horas tendríamos que parar a descansar, y entre los descansos quien sabe cuándo llegaríamos a Charleston.

¿Estaría bien matar a Thalia si decía que era en defensa propia? Si antes había dicho que no podía dejar de pensar en ella, ahora que nos habíamos besado era peor. Sería mejor decir "ella me besó", pero tampoco es que puse mucha resistencia o que no me haya gustado. Y ahora no sabía qué hacer, eso complicado mucho las cosas. Esto era demasiado raro, a mí siempre me habían gustado los chicos, y viene la señorita ojos azules a cagarme la sexualidad.

Y por si ser mujer era poco, también es cazadora, por ende "el asunto" no podría llegar a más.

Intenté ignorar todos esos pensamientos, suficiente tenía con todas las locuras que estaban sucediendo como para meterme en dramas amorosos.

Sobrevolábamos el mar, me sentía algo culpable por haber dejado a las amazonas del hotel bajo ataque, aunque seguramente podían arreglárselas solas. Me alegraba de que mi único equipaje fuese mi mochila y mi espada, pues si tenía que pasar por más situaciones como la de esa noche no tendría que preocuparme mucho por olvidarme algo. Al contrario de Jocelyn, que tuvo que dejar atrás muchas cosas.

Temía que los atacantes del hotel no estuvieran siguiendo, cada dos por tres miraba hacia atrás, pero sólo podía verse la oscuridad de la noche. Estaba claro que venían por nosotras, pero el hecho de no tener ni idea de a quienes nos enfrentábamos era muy preocupante.

Vi que Jocelyn se acercaba a mí.

—¿Reyna?—susurró—Sé que no es el mejor momento para hablar de esto, pero creo que deberías saberlo.

—¿Qué pasa?

—Siento la presencia del laberinto... —confesó— Como sabes, ha estada empezando a regenerarse poco a poco, por eso no le di importancia hasta ahora.

—¿Cómo puedes saber eso?

—El laberinto tiene una magia muy poderosa, puedo sentirla—dijo Jocelyn—El punto es que creo que una parte del laberinto ya está terminada... y abierta.

—Déjame adivinar—interrumpí—La sientes en Charleston.

—Cerca de la costa este, no puedo decirte una ubicación exacta.

—Tranquila, con la suerte que tenemos de seguro aterrizamos en la boca del laberinto.

—Podría ser muy peligroso—advirtió—Nadie ha entrado todavía, podría conservar su maldad, deberíamos alejarnos todo lo que podamos.

—Eso no es una opción—dije firme—Esto no parece una coincidencia, tendremos que ir al laberinto.

Jocelyn tragó saliva.

—Lo que tú digas...—dijo.

—No te enojes—rogué, por esa noche no quería más problemas—La única forma de pasar los obstáculos es enfrentándolos.

—También puedes rodearlos—añadió una voz de atrás.

Cuando no, mi querida Thalia.

—Acabas de cagarme la frase motivacional—me quejé.

"Compostura, pretora" FanFic TheynaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora