14

627 52 183
                                    

Narra Thalia

Creo que lo más difícil era admitir que Anna tenía razón.

No estaba enojada con Reyna, nunca podría estarlo, por más que intentara no podía culparla. Sabía que ella tenía miedo, que todo este asunto era demasiado nuevo para ella, pero no pensé que podría afectarle tanto como para hacer lo que hizo. El tono de su voz, la forma en la que me había mirado, era como si yo le diera asco.

Pero la entendía, yo también me daba asco. Antes, tenía muchos conflictos internos sobre mis sentimientos, le daba al tema vueltas y vueltas, intentando convencerme de que quizás si me gustaban los hombres, pero no tenía sentido. Por más que intentase, no podía cambiar, no podía dejar de ser lo que era.

Y el pertenecer a las cazadoras había sido la solución perfecta para mi "problema", jamás iba a tener que preocuparme por problemas amorosos (y heme aquí)

Me dediqué a pensar en porque mierda me había enamorado de ella. Era bonita, sí, de hecho, si me preguntasen cual era la persona más hermosa que había visto, contestaría que Reyna. Era bellísima, desde su piel morena hasta su suave pelo, sus ojos intensos y su sonrisa de suficiencia me traían loca. Si el músculo existía, ella lo tenía marcado, su cuerpo era escultural. Ella demandaba atención, quizás no era la primera persona que veías al entrar a un lugar, pero en cuanto tus pupilas se cruzaban con las suyas, no podías dejar de mirarla.

Su interior era igual de fascinante que su exterior, era inteligente, graciosa y casi terca, su espíritu de liderazgo era tal que yo acataría cualquiera de sus ordenes sin rechistar.

Igualmente, esas razones no justificaban lo que sentía por ella, había conocido chicas hermosas e interesantes, pero ninguna me había cautivado tanto como ella. Y era horrible.

Me había alejado de ella, fuera de mi misma. Me sentía terrible, tenía ganas de lanzarle un rayo a lo primero que se me cruce. Me fui en dirección al pueblo, no sabía muy bien a donde, al fin y al cabo estaba en medio de un berrinche. Anna se acercó a mi, y, como muchas veces, no necesito palabras para expresarse. Su aura gritaba "te lo dije"

Supuse que ella venía detrás, no me atreví a mirar atrás, no quería ni mirarla.

Era muy pasada la noche, debían ser más de doce, no estaba segura, pero estaba cansadísima. Quería cubrirme con diez mantas y llorar todo lo que no había llorado en mi vida.

Pero para eso teníamos que conseguir un lugar para quedarnos, probablemente iba a alquilar la primera cabaña que viese. No sabía si aquí había algún hotel, y tampoco es que pudiésemos permitirnos gastar tanto.

Tafí del valle era una ciudad muy bonita, a pesar de que quedaba en medio de la nada y que casi siempre hacía un frío horrible. Era un destino turístico bastante común, supongo que a la gente normal debía gustarle esto de andar entre montañas, pero a mí no me hacía mucha ilusión. También había mucha cultura en aquel lugar, las leyendas y tradiciones locales eran interesantes, y de vez en cuando debía suceder alguna cosa rara (relacionada con la reserva de criaturas mágicas) que debía mantener el interés de las personas.

Recordaba que la primera vez que había venido aquí, con las cazadoras, nos habíamos quedado en un hostel a las afueras del pueblo, montaña arriba, desde las ventanas podía verse todo pueblo, con las luces reflejándose sobre el lago.

La cabaña que alquilamos en esta ocasión no tenía vista a nada, de hecho un vidrio estaba roto, y estaba lleno de olor a humedad, pero había calefacción y una cama para cada una, así que no iba a quejarme.

Ninguna de nosotras dijo nada, Anna se puso los auriculares y se metió en su mundo, Reyna se hizo un ovillo en su cama y se tapó hasta la cabeza. Yo, por mi parte, me deje caer sobre el colchón y me quedé mirando el techo, lo único que quería era dormir, pero no lograba conciliar el sueño. Tampoco tenía ganas de llorar, tampoco estaba enojada, me sentía culpable.

"Compostura, pretora" FanFic TheynaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora