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Narra Reyna.

Genial, sabíamos a donde ir, pero no como salir del laberinto.

Luego de dar vueltas repetidas veces, Jocelyn decidió que pensaría mejor luego de descansar un poco, así que acampamos en una caverna. Sólo nos quedaba una bolsa de dormir y se la cedimos a Anna. Todas estábamos muy cansadas, aunque no debían ser más de las cinco de la tarde, ninguna durmió mucho la noche anterior. Jocelyn había un fuego, que según ella duraría todo el tiempo que sea necesario.

Yo hice un bollo con una de mis camperas y lo usé como almohada, ahora lo único que quería era dormir un largo rato, por lo menos una semana, al menos cuando dormía podía olvidarme de la cantidad de cosas que pasaban por mi cabeza. Conste que si ella llegase a preguntar algo sobre lo que ocurrió la noche anterior, yo contestaría que todo había pasado bajo los efectos de la fiebre y que no recordaba nada.

Claro que lo recordaba, ni aunque Hera me borrase la memoria lo olvidaría.

Aquella vocecita en mi cabeza me seguía susurrando "esto no está bien" "ella no es un chico" "no es normal" "Tú no puedes amar", pero siendo sinceros, ¿Quién le hace caso a esa pequeña voz cuando el impulso de idiotez te está gritando que beses a Thalia Grace?

Diría que me fui a dormir sin ilusiones sobre lo que podría pasar mañana, pero sería mentir.

Las pesadillas comprobaban que no podía olvidarme de todo lo que pasaba.

No fue nada del otro mundo, el mismo sueño de siempre, reviviendo el momento en el que mi padre se convirtió en una manía, y yo... yo hice lo que tuve que hacer.

Había tenido esa pesadilla muchísimas veces, y siempre me afectaba igual de fuerte. A pesar de todas las justificaciones que trataba de encontrar, no podía perdonarme el hecho de haber matado a mi propio padre.

Me desperté agitada, a pesar del fuego sentía frío, a pesar de que mis amigas estaban junto a mí, me sentía sola. Antes de darme cuenta, las lágrimas ya estaban bajando por mis mejillas, y mis sollozos aumentaban al darme cuenta de que era tan débil. Siempre había sido vulnerable, nunca dejé de ser la niña asustadiza que correteaba por las calles de San Juan. Pero a estas alturas ya no me importaba serlo, ya no quería esforzarme tanto en ser algo que no soy.

¿Qué te pasa?escuché la leve voz de Thalia tras de mí.

Siempre tenía que ser ella, nunca nadie más, siempre tenía que entrometer su respingada nariz llena de pecas en momentos inadecuados. Ella siempre tenía que arruinar mis planes, siempre tenía que confundirme, siempre ella... y a lo mejor, debía ser ella, tal vez, era ella.

No te importa.

Sí me importa insistió.

Sentí que se sentaba junto a mí, yo no moví ni un dedo.

¿Por qué llorabas?

Porque soy una estúpida, porque soy débil, porque estoy rota. Porque hay momentos en que lo único que puedo hacer es llorar, porque es entonces cuando te das cuenta que estas tan sola. Y yo no quería estar tan sola, no tanto.

Tuve una pesadillas, listo.me alejé de ella.Es personal.

¿Y no quieres contármelo?siguió insistiendo. 

¿Por qué lo haría? Me encantaría charlar con ella, pero no de ese tema.Ni siquiera te conozco, ¿Por qué tengo que hacerlo?

"Compostura, pretora" FanFic TheynaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora