Desposeído.

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Ya de vuelta a casa en el barco construido por Floki, los vikingos estaban contentos por el motín robado y tranquilos como si estuvieran en un temperatura normal, mientras que los sacerdotes rehenes estaban al bordo de morirse del frío.

Mientras tanto en la granja Bjorn estaba cortando un pescado para que pueda ser cocinado, cuando el vocero del Conde llegó y bajo de su caballo.

—¡Hola! —se le acercó al pequeño —Tú eres el hijo de Ragnar Lothbrok, Bjorn. Te recuerdo de la Reunión.

—Sí.

—¿Donde está tu padre? —fue directo al grano —.

—¿Bjorn? ¿Con quién hablas? —se escuchó a su madre, quien se acercó a ver —.

—Le preguntaba a su hijo dónde estaba Ragnar Lothbrok.

—Fue de pesca —respondió la escudera —.

—Oh ¿de pesca? ¿Fue de pesca?

—Sí —agarró una pequeña hacha y puso cara desafiante —de pesca —se acercó con el hacha y abrazo a su hijo —.

—¿Cuándo regresa? —preguntó el hombre —.

—No lo sé.

—En ese caso, debo llevarme a alguien de garantía. Por las dudas.

—En caso de...

—De que su marido no haya ido de pesca —el vocero vio como Lagertha agarró con más fuerza el hacha —Tú, ¡ven aquí! —dijo señalando a un pequeño, quien se acercó — Tienes que venir conmigo. Si no obedeces el Conde nunca te dará un brazalete.

—Iré con usted.

—Que bien. Entonces, pongámonos en camino.

—¿Qué hace? ¿Por qué se lleva a mi hijo? —preguntó su madre —.

—Estará a salvo, mujer —hubo un silencio —les deseo a todos un buen día —y se llevó al niño en el caballo —.

Todavía de regreso a casa en el barco.

—Lo logramos, hermanito —le dijo Ragnar a Rollo —.

—Si hermano, lo logramos. Ojalá el Conde lo entienda.

—Sí. Que así sea.

Ragnar se acercó al sacerdote que se llevó como rehén, quien seguía leyendo el libro que rescato.

—¿Cómo te llamas?

—Athelstan.

—Yo me llamo Ragnar Lothbrok. ¿Cómo se llamaba ese lugar?

—Lindisfarne.

—¿En Inglaterra?

—Sí. Fue predicho que el castigo divino caería sobre el pueblo elegido de Dios por todos nuestros graves pecados, y así pasó. Y por eso, estoy aquí.

—No —dijo Ragnar riéndose —Estás aquí porque te dejé vivir.

—¿Por qué me dejaste vivir?

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