Juicio (parte 1)

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El hombre que escapo de los nórdicos llegó galopando a toda velocidad al interior del pueblo.
Mientras tanto los vikingos caminaban por las colinas con un rehén ingles que tomaron de la batalla.

—¿A cuánto estamos de Hexham? —le preguntó Ragnar —.

—No estamos lejos —un hombre lo agarró del pelo y le tiró la cabeza hacia atrás —.

—¿Seguro? —volvió a preguntarle —.

—¡Sí!

—¡Ragnar! ¡Rollo! —se escuchó al primer hombre de la fila —.

Los hermanos Lothbrok se acercaron al borde de la colina y vieron el pueblo de Hexham. Ragnar miró con ambición.
Bajaron las colinas, posicionándose entre árboles, invisibles ante la vista de algún guardia.

—Ataquemos enseguida —le dijo Rollo —.

—No. Atacaremos mañana —contestó y reposó bajo la sombra de un árbol —.

—¿Por qué esperar?

—Es un pueblo grande —suspiró —Tenemos pocos hombres.

—La sorpresa es nuestra principal ventaja.

—Arne ¿qué día es hoy? —le preguntó Ragnar al muchacho —.

—Sábado.

—Entonces, atacaremos mañana.

—¿Por qué? —pregunto Rollo enojado —.

—Mañana lo entenderás.

Mientras tanto dentro del pueblo, el soldado que escapó fue a hablar con el rey.

—¿Quiénes eran estos desconocidos? —preguntó Aelle —.

—No lo sabría decir. Su barco fue visto navegando por la costa. Es un barco diferente a los demás.

—Entonces ¿no eran francos?

—No. Eran muy diferentes y tenían hachas. La mayoría eran altos como gigantes.

—Señor, temo que esos invasores son los mismos paganos que atacaron el monasterio de Lindisfarne —dijo otro soldado —La carta que le escribió el abad Alcuin sobre estos terribles hechos —le entregó una carta —.

—"Llegaron a la iglesia de Lindisfarne —empezó a leer —Devastaron todo con grandes saqueos. Pisotearon el lugar sagrado contaminándolo con sus pisadas. Arrancaron los altares y se llevaron todos los tesoros de la sagrada iglesia. Mataron a algunos de los hermanos, se llevaron a algunos encadenados, a algunos los ahogaron en el mar." —terminó de leer — ¿De dónde vienen esos paganos?

—Algunos dicen que del norte.

—Vengan de donde vengan, no son bienvenidos en mi reino.

Al amanecer, Ragnar despertó a sus compañeros para prepararse.

—Cuídate hoy. —le dijo Ragnar a su esposa, quien afilaba una espada —No corras riesgos insensatos. Y no te separes de los demás.

—Iba a decirte lo mismo, mi amor. —le contestó irónicamente —.

—Basta de hablar. Esta aclarando y ya perdimos mucho tiempo. —dijo Rollo —.

—Debemos esperar un poco más.

—¿Esperar? ¿Para qué?

—¡Solo esperar!

—¿Para qué? —volvió a repetir —.

—¡Y a escuchar!

Todos callaron, Ragnar dio un paso adelante y miró hacia sus compañeros.

—¿A que esperan?

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