10.

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El sol le daba de lleno en la cara y sentía que se derretía, hacía mucho calor. Intentó abrir los ojos, sintiendo que estos ardían en llamas, se los tapó con una mano y giró sobre sí mismo para quedar acostado sobre su estómago. Luego de unos segundos, aún sin abrir los ojos, se arrodilló y luego se puso de pie, tapándose la cara con las manos y abriendo sus párpados poco a poco.

En cuanto lo recordó se palpó el bolsillo de sus jeans, soltando un suspiro de alivio al sentir allí el pequeño obsequio.

Miró al rededor, se encontraba en el parque, aburrido. Desde hacía meses era así, ya no se llevaba sorpresas por los lugares donde amanecía. Siguió recorriendo el lugar con la vista hasta hallar en gran afro de su amigo, al que se acercó y, lentamente, lo sacudió con la punta de su zapatilla.

Sacó su celular para mirar la hora mas este no tenía más batería, suspiró frustrado. Si su instinto no fallaba, eran entre las 11:00 y las 13:00.

—Estoy despierto, no seas estúpido, amigo —el teñido miro hacia el piso, sorprendido—. A demás, me aseguraré de dejar un lindo cadáver bien vestido, y será por causas naturales.

—Entiendo —le tendió la mano a Ray—. Ahora levántate, la ducha me llama.

—Te acompaño —tomó su mano y se puso de pie.

—No vas a bañarte conmigo —Soltó, y ambos comenzaron a reír, emprendiendo marcha hacia el departamento.

**

Cerró la llave del agua y se envolvió una toalla en la cintura, corrió hacia su habitación y se puso la ropa que había preparado al llegar.

Salió una vez estuvo cambiado y se encontró con Ray dormido sobre su sillón. Su teléfono marcaba que faltaban diez minutos para que comenzara su turno, tenía dos posibilidades (a)Intentar despertarlo, que le llevaría unos minutos, sin contar que se quejaría porque no tenía nada para comer. (b)Dejarlo dormir y partir al trabajo. Tomó su mochila y salió de ahí.

En el camino compró una bolsa de papas fritas, que habían desaparecido para cuando se sentó en la banqueta de la pastelería.

**

Gerard estaba mirándose en el espejo, no podía despegar la vista. Tanteó la superficie de la cama hasta encontrar su teléfono, iba una hora tarde (sin contar lo que tardaría en buscar flores). Tomó un paquete de galletas de la cocina, sus llaves y fue en dirección al parque.

**

Estaba más calmo que el día anterior, pero no podía sentarse ni un minuto tranquilo. Salió de la pequeña cocina con dos tazas llenas que casi terminan en el piso cuando vio a su novio parado al lado de la mesada, estaba de espaldas y lo buscaba con la mirada. Llevaba esa falda negra ¡En serio la llevaba!

Corrió hasta la mesa, pasando al lado del pelinegro y dejó el pedido a los clientes para ir a la carrera hasta el mayor y saltar a sus brazos, quedando con las piernas al rededor de su cintura, Gerard lo sostuvo para que no caiga y compartieron un lento beso.

—Realmente se te ve genial, cariño —le dijo cuando se separaron—. No puedo creer que en serio la estas usando.

El más alto solo sonrió y se sonrojó.

—Estás tan lindo —acomodo la corona de flores—. Muy hermoso.

—Gracias.

El tatuado volvió a besarlo y bajó sus piernas hasta sostener su propio peso. Posó sus manos en la cintura del de ojos verdes, estaba a punto de juntar sus labios de nuevo cuando recordó el pequeño regalo guardado en su bolsillo.

Sweater's BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora