Noche de caza

2.

Llovía, pero la fría llovizna que humedecía sus oscuros cabellos, rostro y cuerpo no era lo que lo molestaba. Eran los recuerdos que esto le traía. Pero no quería pensar en ello. La luna estaba llena y el animal en su interior aullaba por salir.

- Franz...

Anahí lo observaba preocupada, por lo que intentó sonreír.

- Todo está bien. Vamos.

- ¿No deberíamos esperar a los demás?

- No tenemos tiempo. Él quiere jugar..., pues, jugaremos. Vamos.

Anahí no se veía convencida, pero no podía desobedecer; no una orden tan directa, por lo menos. Y fuera como fuese, él era el líder, para bien o mal. Era su familia.

Cambiaron bajo la luz de la luna y corrieron juntos, internándose rápidamente en el bosquecito que rodeaba una de las salidas del pueblo, y pronto volvieron a hallar el rastro del hombre dirigiéndose hacia la cabaña. Era muy difícil, por no decir casi imposible, que alguien extraño encontrara su refugio, pero aquel hombre ya les había demostrado lo diferente que era del resto; era un cazador. Y ansiaba una presa.

Franz corría sin pensar en la dirección que tomaban o en lo que los esperaría al final. Sorteaba charcos y atravesaba arbustos que dejaban algunas hojas prendidas en su pelaje, y se preguntaba inconscientemente por qué aquella noche le traía tantos recuerdos dolorosos, por qué esa noche justamente y no otra, cuando más necesitaba estar centrado para poder proteger a su manada... Pero no podía evitarlo.

La muerte lo había seguido una noche similar a aquella.