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Anahí la contemplaba sorprendida, y no solo porque la mujer acababa de despertar sobresaltada cuando acaso habían pasado solo dos minutos desde que había cerrado los ojos, sino también porque no había perdido el tiempo en alejarse de la cama abruptamente con un grito ahogado.

- ¿Qué pasó?

Eva observó a la enfermera ansiosamente y luego volvió a fijarse en el paciente, pero Franz continuaba inconsciente y de ninguna manera se levantaría para atacarla.

- Lo siento... - La mujer regresó lentamente hacia la cama aunque sin evitar que su corazón dejara de latir asustado - Perdón, es que... Hay algo que no tuve en cuenta.

- ¿Qué quieres decir?

Ah, pero ¿cómo explicarlo, verdad? Aun sospechando lo que todos ellos eran, Eva había olvidado que cabía la posibilidad de encontrarse con Franz en sus sueños de aquella manera. Y lo peligroso que podría resultar.

- Nada, nada. No me hagas caso. - Eva se sentó con lentitud mirando al hombre inconsciente - ¿Qué le pasó a sus ojos, Anahí?

La muchacha sonrió de repente antes de contestar:

- Ah, es heterocromía. Es una anomalía de la vista. Nació con ella.

- Entiendo.

Cálmate de una buena vez, pensó Eva y volvió a recostarse junto al paciente tomando su mano. Cuando Anahí tomó la de ella, Eva se vio en la necesidad de decir:

- Está bien, no te preocupes. Solo no lo sabía. Empieza a contar de nuevo, por favor. Creo que esto llevará más tiempo del que pensaba.

La enfermera asintió con la cabeza, ojeando su reloj de muñeca y luego se fijó en Eva, pero advirtió que ésta no había tardado en volver a quedar en trance.

Noche de caza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora