Capítulo 2- Una Pequeña Presencia

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Marinette seguía durmiendo en su cama plácidamente, a pesar de los rayos del Sol en su habitación. Después de un rato, logró despertar. Se levantó con pesadez y bajó las escaleras de su cama. Tikki seguía dormida en el escritorio, pero cuando su portadora estaba dispuesta a bajar a desayunar, se detuvo en seco.

Observó al pequeño bebé que dormía tranquilamente en la canasta.

-¡AAAH! -gritó Marinette.

Tikki se levantó sobresaltada.

-¡¿Qué?! ¿Qué pasa? -se acercó a ella.

-¡¿Q... Qué hace aquí este bebé?! -lo señaló.

-¿Acaso lo olvidaste? -entrecerró sus ojos-. Anoche lo recogiste frente a la panadería.

-Uff, me asusté -rio nerviosa-. Por un momento pensé que había sido un sueño.

-A propósito, ¿no se supone que tienes que ir a clases? -preguntó Tikki curiosa.

-Ja, claro que...

En cuanto alzó su teléfono, se quedó inmóvil.

¡Eran las 7:45 am!

-¡DEMONIOS, TIKKI! Voy a llegar tarde -gritó Marinette colocando ambas manos sobre su cabeza.

-Otra vez -suspiró la kwami.

Así que su portadora se apresuró para alistarse y antes de salir por la puerta, se escuchó un llanto.

-¡E... Está llorando! ¡¿Qué hago, qué hago?! -gritó Marinette alterada.

-Te alteras demasiado, Marinette -respondió Tikki divertida-. Debe tener hambre.

-Eh... ¡Iré a buscar algo en la cocina! Por favor cuida un momento a Louis.

Marinette bajó rápidamente las escaleras, hasta tal punto en que se tropezó, captando la atención de su madre.

-¡Hija! ¿Estás bien? -preguntó Sabine desde la cocina a punto de acercarse a ella.

-¡Sí! -se levantó al instante-. ¿Qué... Qué vamos a desayunar?

-Bueno, preparé huevos revueltos con pan tostado, espero que te gusten -respondió colocando el plato sobre el comedor.

-No creo que Louis pueda comerse eso -pensó la peliazul preocupada-. Eh... ¿Mamá? ¿te puedo preguntar algo?

-Claro.

-Eh... ¿Qué me dabas de comer cuando yo no tenía dientes? Ya sabes... ¿Cuando era bebé? -tartamudeó jugando con sus dedos.

-Bueno, solía darte fruta picada o incluso papillas de diferentes sabores -regresó a la cocina-. ¿Por qué la pregunta?

-Yo... Es que... Nos dejaron de tarea investigar los alimentos que más consumen los bebés... Ya sabes... Sin dientes -sonrió nerviosa.

Sabine parpadeó un par de veces y sonrió.

-Si quieres puedes llevarte un poco de fruta picada que preparé -sacó del refrigerador un plato lleno-. Así el profesor te pone una buena calificación si lo presentas de esa forma y...

-¡Sí, muchas gracias mamá, ahora regreso! -Marinette recogió apresuradamente el plato y subió las escaleras.

Su madre sólo sonrió mientras la veía irse. Marinette entró a la habitación, pero los llantos de Louis eran cada vez más audibles, así que cerró la puerta al instante.

-¡¿Qué no lo habías tranquilizado, Tikki?! -gritó la peliazul preocupada.

-¡Oye! Tú sólo me dijiste que no le sucediera nada -respondió ella desconcertada.

Un Pequeño Milagro [Adrien & Marinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora