Era otra mañana soleada en la ciudad de París.
Marinette dormía plácidamente en su cama, hasta que el estruendoso sonido de la alarma retumbó en la habitación, sobresaltándola.
-¡AAAH! -gritó la azabache cayendo de la cama por el susto.
Tikki voló hacia su portadora somnolienta.
-¿Qué pasó ahora? -preguntó.
-¡Olvidé desactivar el modo de alarma fuerte! -respondió Marinette boca abajo.
De repente los llantos de Louis también retumbaron en la habitación, así que Marinette se incorporó de inmediato para apagar la alarma y consolar al pequeño rubio.
-Ya no llores, lo siento -lo sostuvo en sus brazos desde la cuna, moviéndolo cuidadosamente-. No fue mi intención asustarte.
-Pareces una verdadera madre, Marinette -comentó Tikki.
-Sí, ya me lo has dicho, Tikki -respondió Marinette, observando al pequeño.
Los llantos de éste disminuyeron cuando Marinette comenzó a cantarle algo. Era una canción china que su madre solía cantarle cuando era pequeña.
Los ojos de Louis comenzaron a cerrarse de manera lenta, hasta quedar profundamente dormido, protegido en sus brazos.
Fue entonces cuando la azabache se dio cuenta de que no había mayor satisfacción que proteger a un indefenso en sus brazos. A alguien que fue abandonado por razones desconocidas.
Pero había algo más. Se sentía de alguna forma conectado con él, pero no sabía cómo.
-Buenos días, hija -se escuchó la voz de Sabine desde la puerta.
Marinette volteó, notando a su madre con una amplia sonrisa, la cual probablemente fue por escuchar la canción.
-Buenos días, mamá -respondió Marinette en un susurro.
-Tu padre y yo necesitamos hablar contigo.
Asintiendo con la cabeza, la azabache devolvió a Louis a la cuna con cuidado, para así darle un beso en la frente. Bajó las escaleras junto con Sabine y Tom ya estaba en la entrada.
-¿Qué sucede? -preguntó Marinette.
Tom y Sabine se miraron de reojo.
-A tu madre y a mi nos invitaron a una conferencia, así que estaremos fuera todo el día -habló Tom.
-Está bien, no hay problema -sonrió-. Yo cuidaré de Louis.
-¿Estás segura, hija? ¿Qué hay de tus...?
-Sí, todo estará bien, ya estoy acostumbrada a tener a Louis conmigo -interrumpió la azabache.
Sabine iba a terminar su oración, hasta que Tom colocó su mano sobre su hombro.
-¿Ves? Te dije que se encargaría, después de todo es nuestra responsable.
-Está bien -asintió su esposa-. Entonces hay que irnos, el taxi debe estar afuera.
Así que Tom y Sabine se despidieron de Marinette, mientras los veía irse desde la ventana de la casa.
-¡Marinette! -salió Tikki de su escondite.
-¿Qué pasa? ¿Louis está llorando otra vez? -preguntó Marinette.
-¡No, pero...! ¿Ya viste qué hora es?
-Eh...
La azabache sacó su teléfono. Eran las 7:50 a.m.
-¿Sí? -alzó ambas cejas.
ESTÁS LEYENDO
Un Pequeño Milagro [Adrien & Marinette]
FanfictionCuando Marinette Dupain-Cheng es rechazada por Adrien Agreste, su gran amor, pronto la presencia de un pequeño milagro podría cambiar su vida, pero sobretodo una oportunidad para regresar con esa persona a quien amó, a pesar de que algunos estén dis...