Capítulo 10- Los Nervios Regresaron

11.1K 921 306
                                    

Era otra mañana soleada en la ciudad de París.

Marinette dormía plácidamente en su cama, hasta que el estruendoso sonido de la alarma retumbó en la habitación, sobresaltándola.

-¡AAAH! -gritó la azabache cayendo de la cama por el susto.

Tikki voló hacia su portadora somnolienta.

-¿Qué pasó ahora? -preguntó.

-¡Olvidé desactivar el modo de alarma fuerte! -respondió Marinette boca abajo.

De repente los llantos de Louis también retumbaron en la habitación, así que Marinette se incorporó de inmediato para apagar la alarma y consolar al pequeño rubio.

-Ya no llores, lo siento -lo sostuvo en sus brazos desde la cuna, moviéndolo cuidadosamente-. No fue mi intención asustarte.

-Pareces una verdadera madre, Marinette -comentó Tikki.

-Sí, ya me lo has dicho, Tikki -respondió Marinette, observando al pequeño.

Los llantos de éste disminuyeron cuando Marinette comenzó a cantarle algo. Era una canción china que su madre solía cantarle cuando era pequeña.

Los ojos de Louis comenzaron a cerrarse de manera lenta, hasta quedar profundamente dormido, protegido en sus brazos.

Fue entonces cuando la azabache se dio cuenta de que no había mayor satisfacción que proteger a un indefenso en sus brazos. A alguien que fue abandonado por razones desconocidas.

Pero había algo más. Se sentía de alguna forma conectado con él, pero no sabía cómo.

-Buenos días, hija -se escuchó la voz de Sabine desde la puerta.

Marinette volteó, notando a su madre con una amplia sonrisa, la cual probablemente fue por escuchar la canción.

-Buenos días, mamá -respondió Marinette en un susurro.

-Tu padre y yo necesitamos hablar contigo.

Asintiendo con la cabeza, la azabache devolvió a Louis a la cuna con cuidado, para así darle un beso en la frente. Bajó las escaleras junto con Sabine y Tom ya estaba en la entrada.

-¿Qué sucede? -preguntó Marinette.

Tom y Sabine se miraron de reojo.

-A tu madre y a mi nos invitaron a una conferencia, así que estaremos fuera todo el día -habló Tom.

-Está bien, no hay problema -sonrió-. Yo cuidaré de Louis.

-¿Estás segura, hija? ¿Qué hay de tus...?

-Sí, todo estará bien, ya estoy acostumbrada a tener a Louis conmigo -interrumpió la azabache.

Sabine iba a terminar su oración, hasta que Tom colocó su mano sobre su hombro.

-¿Ves? Te dije que se encargaría, después de todo es nuestra responsable.

-Está bien -asintió su esposa-. Entonces hay que irnos, el taxi debe estar afuera.

Así que Tom y Sabine se despidieron de Marinette, mientras los veía irse desde la ventana de la casa.

-¡Marinette! -salió Tikki de su escondite.

-¿Qué pasa? ¿Louis está llorando otra vez? -preguntó Marinette.

-¡No, pero...! ¿Ya viste qué hora es?

-Eh...

La azabache sacó su teléfono. Eran las 7:50 a.m.

-¿Sí? -alzó ambas cejas.

Un Pequeño Milagro [Adrien & Marinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora