Un Pequeño Milagro [Adrien & Marinette]

Capítulo 12- El Momento Oportuno

Marinette comenzó a despertar lentamente. Se percató de las paredes blancas y el sonido de un aparato. Algunos cables conectaban su brazo con aquel aparato. Su vista se volvió más clara, al igual que los recuerdos.

—¿Qué…?

—¡Marinette!

Volteó a ver a la puerta. Tom y Sabine se acercaron preocupados.

—Hija, nos alegra que hayas despertado —Tom la abrazó cuidadosamente.

—¿Qué… Qué pasó? —preguntó la azabache somnolienta.

—Hubo un incendio, estuviste atrapada hasta que Chat Noir te salvó —respondió Sabine.

—¿C… Chat?

Se levantó sobresaltada.

—¿Dónde está Louis? No puede ser, lo abandoné en el callejón —dijo exaltada.

—Descuida, querida, Adrien está cuidando de él en la sala de espera —respondió Tom.

Marinette se quedó inmóvil de su posición.

—¿A… Adrien?

—Marinette —Sabine la llamó, mostrando seriedad—. ¿Cómo pudiste dejar a Louis en un callejón? Pero sobretodo, ¿qué hacías en ese edificio?

La azabache suspiró nerviosa. No supo qué decir al respecto. Sabine estaba molesta y lo notaba completamente.

—Lo… Lo siento…

—Debiste cuidar de él más que a nada en el mundo, y no lo hiciste —dijo su madre.

Se sintió destrozada. Quería decirles la verdad, pero sabía que no podía hacerlo. No debía.

—Olvídalo, Sabine, lo importante es que Marinette y Louis están bien —habló Tom.

Sabine suspiró.

—¿Puedo ver a Louis? —Marinette tenía los ojos vidriosos.

—Claro que sí, hija, le diremos a Adrien que lo traiga —respondió su padre.

Así que ambos adultos salieron de la habitación por un momento. Marinette sintió las lágrimas caer en sus mejillas, hasta que escuchó la puerta abrirse de nuevo.

—Marinette.

Adrien estaba ahí con Louis en sus brazos, acercándose lentamente a ella.

—Louis —soltó la azabache extendiendo sus brazos para sostener al pequeño rubio.

Marinette lo observó aún con las lágrimas cayendo en sus mejillas, provocando que Adrien sintiera un nudo en la garganta al verla de esa manera.

—Yo… Me enteré de lo que pasó, y… —habló Adrien—. Cuando fui al edificio, pude ver a Louis en el callejón… Temí que estuvieras en ese incidente.

La azabache volteó a verlo. Sus ojos se conectaron sin decir nada, creando un ambiente silencioso. Sin embargo, Marinette estaba distante con él, hasta que suspiró.

—Gracias por cuidar de Louis.

No dijo nada más salvo eso. Apenas tomaba en cuenta la presencia del rubio a su lado.

Y fue entonces cuando Adrien sintió algo. De alguna manera ver a Louis en los brazos de Marinette le provocaba algo. Una cierta felicidad que brotaba en su interior.

—Marinette, yo…

La puerta se escuchó, interrumpiendo a Adrien.

—Marinette —Alya entró apresurada.