En la enfermería, la doctora terminaba de colocarle la venda al tobillo de Marinette, quien estaba sentada en la camilla junto a Adrien.
—Listo, mientras sigas tomando el antiinflamatorio que te di y aplicas hielo al tobillo, reducirás el dolor —dijo la doctora—. Hasta entonces tendrás que reposarlo.
—Lo haré —asintió Marinette.
—Fue gracias a su novio que pudo traerte pronto a la enfermería y evitar algo más grave en el tobillo —comentó.
Tanto Marinette como Adrien se sonrojaron al escuchar aquello.
—Qué bueno que estabas con ella, el dolor hubiera sido más fuerte.
La doctora se incorporó de su silla.
—Tengo que volver al hospital —se despidió.
—Gracias, doctora —agradeció Adrien.
Ésta asintió con una sonrisa y se retiró, dejando solos a ambos jóvenes. En medio del silencio, al ver que Marinerte no tenía intenciones de hablar, Adrien decidió hacerlo.
—¿Quieres que te acompañe a tu casa? —preguntó.
—No —respondió en seco.
El rubio sintió un punzante dolor, uno que contuvo en su interior. Asintió cabizbajo y se incorporó con su mochila, hasta detenerse en la puerta.
—Bueno… Hasta mañana, Marinette.
A punto de irse, escuchó algo que lo detuvo en seco.
—Adrien, espera.
Volteó a verla y notó algo sorprendente. Marinette tenía lágrimas en sus ojos, mirando hacia la nada.
—Lo siento.
Adrien se acercó conmovido, dejando su mochila en el suelo, hasta inclinarse frente a ella.
—¿Por qué lo dices? —preguntó.
—No creas que no lo sabes… —suspiró la azabache—. Yo… Lamento haberte evitado e ignorado… Sé que tienes a alguien más en tu vida, y… Yo lo entenderé, tal vez no ahora pero debo entenderlo… Y debió ser así meses atrás… Soy una tonta.
—Marinette, no eres una tonta.
Pasó su pulgar por la lágrima a punto de caer en la mejilla de la azabache.
—Y no digas eso, entiendo cómo te sientes al respecto y está bien… Pero… En realidad…
Adrien suspiró con una sonrisa.
—Cuando te confesaste, no tenía a nadie más en mi vida.
—¿Qué? —se sorprendió—. ¿Y… Por qué me dijiste eso aquel día?
—Porque estaba inseguro… No fuiste la única que confesó sus sentimientos… Fueron tantas confesiones que… Ni siquiera sabía cuál podría corresponderme.
Marinette no dijo nada al respecto.
—Hasta ahora.
Sus ojos conectaron directamente con los de Adrien, mientras ella trataba de reconocer lo que escuchó.
—Lo único que quisiera es compensarte por el dolor que te provoqué… Y… Estar más cerca de ti si me lo permites… Desde ahora no dejarte sola…
En medio del profundo silencio, sus rostros se acercaron lentamente, cerrando los ojos, dispuestos a hacer una acción que ambos anhelaron durante mucho tiempo.
Y con eso, sus labios se entrelazaron.
Se quedaron quietos, mientras sus corazones latían con rapidez, todo a causa de un sencillo acto. Tikki y Plagg salieron de sus escondites para observar la escena con entusiasmo.
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Un Pequeño Milagro [Adrien & Marinette]
FanfictionCuando Marinette Dupain-Cheng es rechazada por Adrien Agreste, su gran amor, pronto la presencia de un pequeño milagro podría cambiar su vida, pero sobretodo una oportunidad para regresar con esa persona a quien amó, a pesar de que algunos estén dis...