Domingo...
Por mucho, mi día favorito de la semana...
Recuerdo que en casa los domingos los pasábamos todos en familia, hacíamos vegetales asados y papá y yo nos sentábamos horas a ver las hermosas colinas del pueblo...
No habían pasado ni dos días y ya extrañaba todo eso...
En la mañana me despertaba el vibrante canto del gallo, acompañado con la suave brisa de la pradera.
Ahora me hacía saltar de la cama el estruendoso sonido de las bocinas de los autos... acompañados con las obscenidades que gritaban los conductores malhumorados...
¿Como podían tener un repertorio tan amplio de groserías y palabrotas?
¡Jamás había escuchado tantos insultos!
Pero no era del todo malo, a pesar del espantoso sonido afuera al abrir los ojos me di con la visión de una amplia e iluminada habitación. Había despertado de buen humor, de todas formas, me sentía aliviada por haber resuelto mis conflictos con mi casero. El señor Wilde no era tan malo después de todo...
Salí de mi habitación para dirigirme al baño y cuando llegué a la puerta, ese hombre apareció detrás de ella...
Los colores se me subieron al rostro cuando miré su pecho desnudo, traía sólo una toalla alrededor de sus hombros y un pantalón deportivo gris. Su rostro estaba adormilado, la cara recién lavada y el cabello mojado. Me esbozó una sonrisita tonta y lanzó largo un bostezo.
- Buenos días, zanahorias...
No supe qué responder de inmediato, rápidamente me volví a mirar hacia otra parte y me tapé la cara, sólo para disimular mi incomodidad pero era demasiado obvia...
- S-señor Wilde... P-por favor...- le dije temerosa, él bajó la mirada despreocupado y volvió a alzarla, sonrió de medio lado y se apoyó del marco.
- ¿Qué? ¿Acaso no te gusta lo que ves?
- No es natural que alguien se pasee por su casa en esas fachas y menos cuando hay una persona ajena en ella, señor Wilde, por favor...- el hombre me miró algo aburrido y se apartó del marco de la puerta.
- Vaya... Yo pensé que los campesinos eran menos estirados...- sin decir nada más se metió en su habitación y cerró la puerta, yo decidí entrar al baño y esperar a que el bochorno se me pasara.
Ya habiéndome aseado y arreglado bajé a la cocina, moría por hacer el desayuno, pero cando llegué allí, ya se me habían adelantado...
- ¿Te gustan los huevos revueltos o enteros?
- Ya le dije que soy vegetariana...- repliqué sentándome un poco decepcionada. El señor Wilde se volvió hacia mí mordiendo pedazos de zanahoria.
- Te daré un consejo, coneja... Será mejor que te acostumbres a comer lo que sea porque la gran ciudad te va a devorar con todo y zapatos... Si no sabes como defenderte...
- ¿Eso que tiene que ver con la comida?- el arqueó la ceja y rodó los ojos para volver a la cocina.
- Lo que digo es que debes estar preparada para todo, nunca sabes cuando te puede sorprender y darse lujos como "comer sólo frutas y verduras" es algo que tú no deberías hacer - me sirvió el plato con un revoltillo de huevo, dos salchichas y ensalada de patatas y lechuga, yo alcé la cabeza y él me miró seriamente- come- me dijo autoritario, yo bufé pensando que se trataba de una broma, pero su expresión no cambió.
- ¿Es en serio?- pregunté un poco temerosa, él arqueó la ceja y bajó la mirada al plato.
- ¿Te parece que estoy bromeando?- se sentó en la mesa a mi lado y lanzó un suspiro pesado- Quieres ser policía, ¿verdad? ¿Crees que con tu cuerpo de mondadientes siquiera te van a dar la oportunidad para que presentes el examen?- yo fruncí el ceño pero lo que estaba diciendo tenía mucho sentido. Él se echó hacia atrás y siguió mirándome desinteresado- los policías son crueles, muñeca, al igual que esta ciudad, si ven alguna debilidad en ti, física, emocional, mental o lo que sea... no dudarán en hacer leña contigo- volvió a señalar el plato- necesitas proteínas, zanahorias, masa muscular... y me temo que la lechuga no te la dará. Come.
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Bajo El Mismo Techo
FanficOk... dejenme ver si esto les suena familiar... Una campirana ingenua con notas altas y mucha ilusión decide "Hey escuchen, me voy a estudiar a Zootopia, ahí todos son amigos y cantan cumbias..." Pero pronto descubre, ¡Oopsie! estaba equivocada Y...