Un Largo Fin de Semana

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Me odio a mí misma por hacer sufrir tanto a mis personajes :'v 

Y me amo a mí misma por hacer sufrir tanto a mis lectores >:3

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El Uber llegó a la puerta de mi casa, le pagué la mitad del viaje (la otra mitad la pagó Jasper) y lo vi marcharse por las oscuras veredas de Riverdown. Revisé la hora en mi teléfono, las 4:00am y mi casa estaba siendo iluminada solamente por las farolas de la calle, la puerta estaba cerrada y el interior se notaba a oscuras. Nick no había regresado. 

Caminé hasta dentro como si mi alma pesara, con los pensamientos borrosos y tratando de atinarle al picaporte sin siquiera verlo; abrí la puerta, la cerré de golpe, encendí las luces y arrastrando los pies me moví al sillón donde me dejé caer. Me llevé las manos a la cara y las barrí hacia abajo estirando mi piel y lancé un grito frenético. 

- ¡SOY UNA IMBÉCIL! 

Me golpeé varias veces la cara con las palmas abiertas, todavía ahogando la voz y al mismo tiempo retorciéndome en mi propia miseria. 

Y es que no lo entendía. ¿Por qué le dije que no? ¿Por qué? Si hasta lo que sabía, me encantaba ese chico, tan atento, tan amable, tan jodidamente atractivo y seductor, ¿por qué le dije que no? ¿por qué? si la verdad quería hacerlo, estaba... a punto de dejarme caer en lo más bajo que me provocaba ese hombre (tanto así como para acceder hacerlo sobre una lavadora). No eran las circunstancias, no era el momento, mucho menos él. Simplemente sentí que no debía, no sabía por qué y me sentía tan estúpida. Y no podía dejar de pensar en eso, teniendo en cuenta que lo vería el lunes: con su carita risueña de siempre, su pasamontañas verde, esos preciosos ojos azules bajo mechones rubios y joviales. Jasper era el chico de mis sueños y por un breve momento pensé, yo creí que... 

Lanzando un pesado suspiro al aire, volví a pasarme las manos por la cara. Estaba exhausta por todo lo que había pasado (sin mencionar que el dolor de la caída en realidad no se había ido, sólo lo había estado ignorando por un rato). Me levanté del sofá y fui a mi habitación, deseando que lo que quedara de esa noche se fuera rápidamente para poder pasar la página de una vez. 

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Me dormí casi de inmediato y cuando me desperté (maldito sea mi reloj biológico) eran las ocho de la mañana. Sentía el cuerpo demasiado pesado, pero ni hablar, ya no seguiría durmiendo, así que no tuve más opción que levantarme. 

Fui hacia el baño y me quedé como cinco minutos mirándome al espejo: tenía la cara demacrada y unas bolsas debajo de mis ojos de como si no hubiera podido dormir durante seis  días. Me lavé la cara como pude y arrastrando los pies bajé a la cocina, a hacer mi desayuno. 

No vi al señor Wilde cuando bajé, así que supuse que seguía dormido. 

No tenía ganas de cocinar (a pesar de que esa era mi oportunidad de meterme en la cocina y picar a Nick) revisé la nevera y despensas; habían todos los ingredientes para hacer un desayuno gourmet de hotel cinco estrellas, pero opté por tomar la leche y el cereal y me serví un tazón y un jugo, luego de eso me aplasté en el sillón y me quedé viendo infomerciales en televisión...

- Wow... quiero esa aspiradora...

Estaba cabeceando sentada en el sofá, con el tazón vacío en mis piernas cuando escuché a alguien abriendo la puerta, me volví a ver quien había llegado y me sorprendió ver una figura masculina vestida de negro y tarareando "Back in Black" mientras cerraba la puerta completamente de espaldas a mí. Nick estaba entrando y al darse la vuelta, ahogué el comentario sarcástico que tenía preparado para decirle y lo cambié por un grito mudo al ver su terrible aspecto: el ojo izquierdo negro e hinchado; el tabique roto y ligeramente desviado, de la boca le guindaba un hilillo de sangre ya seca, la cara magullada como si lo hubieran apaleado con un ablandador de carne. Tenía largos rasguños en sus brazos con sangre seca y cardenales que pasaban de rojo a púrpura; su ropa estaba rasgada y manchada de sangre y tierra, los nudillos rotos, las uñas sucias de polvo, igual que su cabello y a pesar de aquel deprimente aspecto, su actitud alegre me confundió. 

Bajo El Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora