El Profe de Criminología

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El "profesor" entró en la sala con un aura de grandeza a su alrededor que inspiraba respeto. Nada que ver con el presunto alcohólico fumador que vivía conmigo.

Estaba vestido de manera semiformal, un saco azul naval sobre una desarreglada camisa de vestir y unos pantalones negros que hacían juego con unos mocasines de cuero italiano marrón oscuro. Su cabello, brillantemente peinado, muy moderno y atractivo... Era de suponerse...

Los murmullos y suspiros no se hicieron esperar, las chicas estaban enloquecidas, ¡¿y como no?! ¡Ese hombre era la definición de apuesto!

Paseó la mirada por el salón, detallando a los rasgos de todos y cada uno. De pronto y como era de esperarse sus ojos y los míos se encontraron, se me quedó mirando durante unos segundos... Seguramente pensó que mi cara parecía una divina comedia... De todas las personas en este mundo...

Me sonrió de medio lado y en seguida hizo caso omiso.

Después de eso apagó la luz, empezó a escribir con un marcador sobre la mesa y sus palabras aparecieron en la pantalla.

- Me llamo "Nicholas P. Wilde" pero ustedes pueden decirme profesor, Nick, señor Wilde, profesor Wilde, papachongo... O como se les antoje. A mí no me interesan los formalismos. ¿Alguna pregunta?- el salón había quedado en silencio y de repente Jasper alzó la mano- Hare.

- ¿Qué significa la P?- preguntó más curioso que malicioso. Nick lo miró aburrido y alzó la ceja.

- Bien. Ya que no hay preguntas... podemos comenzar...- ignoró la pregunta. Jasper volvió a bajar la mano algo ofendido. Luego de eso, el profesor se sentó sobre el escritorio y empezó a hablar- ya el decano les dijo de lo que se iba a tratar la facultad y espero que lo hayan entendido porque... me da flojera explicarles de nuevo.

Nick siguió hablando como si no se le ocurriera algo más que hacer, hizo un par de preguntas sin respuesta y entonces se dio cuenta que era hora de cambiar la táctica.

- Muchos piensan que creen saber por qué estudian esta carrera pero la verdad es que están MUY equivocados... No tienen ni idea...- señaló a unos cuantos escalones arriba de nosotros- tú, el chico de los audífonos ¿cual es el propósito de un licenciado en criminalística? Llámese policía, detective, forense, etc...

- Uhmm... ¿Acabar con el crimen?- preguntó temeroso un chico. El profesor negó con la cabeza.

- No- señaló a una chica dos pisos abajo- Tú, la chica de los largos aretes.

- ¿Hacer justicia?

- No. De eso se encargan los estudiantes de Leyes- señaló a otra chica- ¿que tal tú, ricitos de oro?

- ¿Para mantener el orden?- el profesor se detuvo e hizo un gesto con la mano.

- Mmm... se acerca... pero no ¿alguien más?

Algunos otros iban pasando, cada uno más asustado que el anterior, el señor Wilde de verdad imponía respeto, yo estaba impresionada... Pero ninguno le supo dar la respuesta que él esperaba. De repente a mi cabeza llegó la primera noche que pasé en la casa. La cena, la plática... Ya tenía la respuesta.

- Para mantener el balance...- esbocé súbitamente. Todos, hasta Jasper, se me quedaron viendo intrigados, pero los únicos ojos que me interesaban eran los del profesor. El señor Wilde finalmente posó la mirada en mí y yo procedí a responder- Y-yo... Por ejemplo... Quiero ser policía... para crear ese equilibrio... el balance entre el bien y el mal que hace que un país siga a flote y que no se hunda en una lucha interminable de cual de los dos lados es más fuerte, no hay un lado más fuerte, soló hay equidad. Equidad de saber que mientras exista el crimen siempre estará allí la justicia para reestablecer el orden- el salón quedó en un profundo silencio, bajé la mirada y me encontré con la de mi amigo. Jasper parecía impresionado. De pronto escuché un aplauso y volví a ver hacia el frente.

Bajo El Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora