Buscando Culpables

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- Las primeras clases al principio son muy tediosas, empiezas con cosas que tú pensabas que ya sabías, sin embargo, al profesor le encanta pisotearte y hacerte saber que todo lo que has estudiado durante toda tu vida y en lo que te creías brillante la verdad es inútil en una carrera real y eres un perfecto estúpido como todos los ilusos que se sientan a tu lado en el salón de clases...

- Aja...

- Luego empiezan las preguntas de clases... ¡Ja! Ya viste que en mi clase me gusta preguntar y que me respondan. Le doy 1 punto a los que responden correctamente y 0,5 a los que responden mal, pero tuvieron el valor para levantar la mano. ¡No tienes ni idea de lo que vale ese 0,5 en un examen! Podría salvar tu trasero. Pero si acumulas 20 puntos respondiendo las preguntas correctamente, ¡felicidades! Acabas de eximir el examen. No hay necesidad de evaluar algo que precisamente has respondido correctamente en clases, ¿o sí? Pero eso es algo realmente difícil que pase tratándose de mi materia. Al principio las preguntas son sencillas... pero luego me pongo rudo ajaja...

- Ya veo...

- Ahora, todos los profesores debemos hacer trampa en algún momento. Para asegurarme que ustedes estudien, ¡mis exámenes, siempre tienen la dificultad en nivel legendario! Es allí cuando pueden usar los comodines que les di durante clases. Por ejemplo, si sacas 09,45 puntos, con ese 0,5 de la única pregunta que respondiste bien en clases "¿De qué color es el uniforme del ZPD?" ¡puedes redondear tu calificación a un maldito 10,00! Lo que quiere decir, "¡Felicidades, infeliz! Acabas de salvar tu trasero en la raya"

- Oh si... Genial... Genial...

- ... Y claro, siempre quedan algunas chicas estúpidas que no pudieron responder ni una sola pregunta, pero como son bonitas creen que sus cuerpos son el centro del universo y buscan la forma de sobornarme, dejándome tocar sus pechos o lamiéndome la...

- Wow... Eso es interesante...

- ¡Judy! ¡No me estás prestando atención!- salí de mi trance y al darme cuenta, el profesor Wilde estaba a mi lado, con las manos en el volante y una amarga expresión en su mirada.

- ¿Y-yo...? ¡Claro que sí!- repliqué un poco nerviosa.

- ¿De qué estaba hablando?- preguntó pareciendo enojado.

- De... que se acabó la leche en casa...- Nick hizo una mueca con los labio y frunció el ceño. Lo sabía, se había enojado conmigo.

- Llevo media hora hablando solo...

- Lo siento...- me disculpé apenada- la verdad es que anoche no pude dormir muy bien entonces... Estoy algo...- repliqué dando un bostezo, Nick me miró extrañado, ya no parecía estar molesto.

- Vaya, zanahorias, te ves algo pálida ¿te encuentras bien?- replicó aventurándose a poner su mano sobre mi frente, yo no pude evitarlo, la aparté dándole un manotazo, un escalofrío horrible corrió por mi espalda. Estaba aterrada, sin saber por qué. Nick se alejó un poco afectado- wow, perdón, sólo estaba preocupado...

- N-no... D-discúlpeme usted a mi... Yo ehmm...

- ¿Es por lo de anoche? Te juro, zanahorias, mi intención nunca fue asustarte, créeme. Sólo estaba bromeando aunque creo que me pasé un poco de la raya...

- No... Uhmm... No fue nada...

- Jamás te pondré un dedo encima, niña. Te lo prometo...- quería obligarme a creer en esas palabras, quería aferrarme a la idea de confiar en él pero, lo que había visto la noche anterior, esa cortina negra, no pude dormir pensando en lo que había detrás de ella, quería saber más sobre mi enigmático y misterioso casero, necesitaba hacerlo, quería tener la certeza que no corría ningún riesgo... Viviendo allí... Bajo el mismo techo con ese hombre.

Bajo El Mismo Techo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora