Capítulo 16

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Le oyó entrar en un taxi después de un tiempo y dar el

nombre de su hotel. Su voz se hizo más profunda al hablar

con ella de nuevo. —Mira, cariño. Me tengo que ir, pero intentaré estar online

un poquito, siempre y cuando el hotel disponga de una línea de Internet

decente. El calendario para esto no podía ser peor...

— Está bien. No te preocupes por mí, ¿de acuerdo?

Se despidieron con él diciéndole como la echaba de menos. Serían dos

largos meses. Pocas horas después, descubrieron que le habían reservado un

hotel de baja categoría sin pagina web, mucho menos tenía un buen Internet.

Habló con él unos minutos, la realidad naufragando. Era fiscalmente

irresponsable para ellos que hablasen todos los días, él tenía Internet irregular

– no privado — cuando estaba fuera de su habitación, y el cambio horario los

tenía en polos opuestos en ese calendario.

______ se comprometió a darle una gran bienvenida cuando regresase.

Solo esperaba que no se hubiesen distanciado demasiado.

______ estaba encerrada y pensó que podría explotar.

Jugueteando con su abridor de cartas, se quedó mirando el correo electrónico,

Louis le había enviado su cuenta personal. No debería haberlo abierto en el

trabajo, pero lo único que le importaba estaba en Australia. Durante dos

semanas más.

Este correo electrónico era explícito, como la mayoría que había enviado en las

últimas semanas. Honestamente, el hombre podría escribir las cosas más

eróticas. Sus muslos se estremecieron al leer las palabras, su estómago aleteó

por lo que pensaba hacer cuando volviera a casa.

Mientras, volvía a recordar las promesas de él cada vez más agitada, un

segundo mensaje apareció. Del remitente, El Calabozo. Por un instante

parpadeó, preguntándose si sólo debía eliminarlo. No. Era un recordatorio de

la cita que había hecho la última vez que había estado allí. Tenía que

confirmar la disposición o hacerles saber que no se presentaría mañana. La

última vez que había estado allí, su Amo había sido Louis. No iba a tener

suerte esta vez, pero...

Golpeó el abridor de cartas sobre la mesa mientras pensaba. Podía ir... Podría

haber alguien que le ayudara a quemar algo de este fuego. No sería Louis,

pero no sería como si estuviera teniendo relaciones sexuales con el hombre.

Recibiría una palmada. Con su ropa interior en su sitio. Mientras pensaba en

Louis.

Si no controlaba su excitación, probablemente se partiría a la mitad o se

fundiría en un charco lleno de vapor en el segundo que Louis la tocara en dos

semanas. Eso no lo haría. Tenía que estar bajo control.

Hizo su decisión, movió su ratón al correo electrónico, hizo doble clic

abriéndose luego, llenó el formulario adjunto para la noche. Una paliza,

bragas, ningún juego de rol, sin especial escenario, palabra segura

"alcachofa".

* * * *

El estómago ______ estaba en nudos. Cuanto más cerca

estaba de su cita, menos segura se sentía de estar haciendo esto. No era

romántico o estaba saliendo con nadie y ciertamente no era sexo. Era sólo

aliviar el estrés.

La recepcionista le llevó a la habitación y le dijo que "John" estaría con ella en

breve. ______ se puso la máscara necesaria y se inclinó sobre el banco de

nalgadas. Todo era tan clínico. Nada estimulante. La mujer bien podría haber

estado llevándola a una cita con el ginecólogo. ______ se sentía tan ansiosa.

La primera vez que había estado aquí, su barriga estaba tan emocionada. Su

coño se había mojado con anticipación. Tenía la sensación de que si alguien la

tocaba ahora se sentiría como el Sáhara.

Nadie la estaba tocando.

No debería estar aquí.

Agitada se puso de pie... al mismo tiempo la puerta se abrió y un hombre

enorme que podría haber duplicado a Hulk entró en la habitación. "De nuevo

en el banquillo, ahora", gruñó.

Ella se apartó. "Um... no. Yo voy a irme. Siento haber tomado su tiempo."

"Dije al banco." El sacó el cinturón de su pantalón negro y ella abrió sus ojos.

"Mire, todavía recibirá el pago. Yo... Yo he cometido un error. No debería estar

aquí."

Hulk... John se cernía sobre ella y la agarró del brazo, tirando de ella hacia el

banco. No muy suavemente, la puso en posición. Su mano extendida en la

espalda y el cinturón le dio una bofetada en las nalgas. Gritó por el dolor,

nada cercano a lo que había experimentado con Louis.

Infructuosamente, luchó cuando otro latigazo vino. "¡Alto!" suplicó ella. "¡Alto!

¡Lo digo en serio! Yo no quiero esto."

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