— Buena chica — la tranquilizó él mientras sus manos pasaban sobre sus
brazos poniéndolos a los costados. Veía los pliegues agudos de su traje a sus espaldas y la parte posterior de sus muslos. Vestido. Maldita
sea. Debía saberlo pero ahora estaba claro. No estaba en
libertad. Y ese era su verdadero castigo.
Le bajó la falda a la posición correcta, entonces la volvió a sus brazos. Apretó
aún la húmeda mejilla a su camisa blanca almidonada, mientras la sujetaba
con fuerza, su mejilla contra la parte superior de su cabeza.
— ¿Aprendiste la lección? — le preguntó suavemente.
— Sí, señor. Lo siento, traté de irme. — Y así fue. No porque la habían
atrapado o porque él le había palmeado, sino porque sabía que lo había
decepcionado y aunque él no lo había demostrado, sospechaba que lo había
herido.
Él asintió contra su cabello. — Vamos a llevarte a casa para que puedas
arreglarte, entonces vamos a coger el desayuno de camino a la oficina.
* * * *
En el apartamento de ______, Louis se sentó en la taza del servicio y la
escuchó mientras se bañaba. Habían estado en silencio hasta aquí. Una vez en
su casa, él le había elegido la ropa para el día y la instruyó a que se bañara
con una amonestación estricta de no tocarse su coño. No iba a encontrar
liberación sin él.
El agua se cortó, salió a la alfombra y él cogió una toalla. Sacudió la cabeza y
puso la toalla en su lugar. Poco a poco, quitó el material de su piel rosada por
el calor. ______ en silencio gimió cuando la seco. Sin piedad, frotaba sus
pechos asegurándose de despertar sus ya arrugados pezones. Gimió mientras
le secaba su vientre y las piernas. Agachándose ante ella le separó las piernas
y separó los pliegues con los pulgares. Sacando la lengua lamió los jugos en
su coño.
La dulce miel, fuerte y picante se quedaría con él durante todo el día,
tentándole a tirarla en su oficina y joderla a cada oportunidad. Ya sabía que
no tendría calma, su polla estaba dura como una roca. Nada lo iba a ayudar
excepto estar dentro de ella. No iba a suceder.
Sus bolas latían mientras se metía profundamente en sus
pliegues y empujaba a su paso. Ella se estremeció a su
alrededor y se obligó a detenerse. ______ no iba a recibir su liberación hasta
más tarde.
Se había horrorizado cuando se había despertado solo en la cama esta
mañana. Y cuando la cogió saliendo furtivamente en la sala de estar, primero
se sintió aliviado y luego tuvo la anticipación de volver a poner su dominio
sobre ella. De disciplinarla. Era su inclinación, pero nunca había sentido tal
necesidad con otra mujer. Había sido casi difícil ser severo con ella.
— Ve a vestirte — le dijo mientras se paraba.
— Señor, yo necesito...
Dio una sacudida con su cabeza. Sabía lo que necesitaba, lo necesitaba
también. Pero no iba a ocurrir. Para ninguno de ellos.
— ¿Qué estás haciendo? — preguntó él mientras se dirigía a su tocador.
— Mi... — Ella parpadeó. — ¿No hay ropa interior?
— Creo que lo puse claro anoche. Nada de bragas a mí alrededor.
Ella se mordió el lado del labio de la manera adorable que disparó su
excitación y tuvo que hacer algunas muecas.
— La falda del vestido que has elegido es un poco... volada.
El miró el vestido negro estrecho y la falda amplia. Él la había visto antes
usarlo y siempre le había subido su presión arterial. Era bastante recatado,
pero la vista de su piel a través de las mangas y la forma en que el borde
llegaba justo por encima de las rodillas ponía a su corazón latir con fuerza.
— Supongo que tendrás que tener cuidado, — dijo encogiéndose de hombros.
Sobre todo a mí alrededor.
— Necesito usar sostén.
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Castigada
FanficLa formal ________ Cooper vive la vida del modo correcto, nunca hacía nada demasiado peligroso. Aunque, lo deseara. Una noche, años atrás, su novio le dio algunas palmadas en el trasero, todo parte de un juego sexual, y a ella le encantó. Quería...