Febrilmente, buscó en su bolsa el pequeño bolsillo de la parte inferior del
compartimento central.
— ¿Qué estás haciendo? — Oyó al mismo tiempo que cerraba sus dedos
alrededor de su premio y dejó caer su bolso al suelo.
Sorprendida miró a Louis. —Nada.
—¿Qué hay en tu mano?
Consideró decir "nada" de nuevo, pero no iba a mentir. No a él.
De mala gana, le tendió la mano con la palma hacia arriba y suspiró mientras
miraba por encima de su hombro izquierdo. A través de su horquilla sus dedos
rozaron su piel. Miró su rostro cuando él abrió la bolsa y lo sacó del tamaño
de una pulgada de largo en su mano. Sus labios se apretaron en una línea
delgada, miró hacia ella luego y de nuevo al dispositivo.
— Hmm, — lo cogió y lo torció para iniciar en un discreto zumbido que parecía
inusualmente alto en su oficina. — ¿Quieres explicarme esto?
La mortificación se apoderó de ella y oró para que nadie estuviera por
casualidad en la zona. — Creo más o menos que sabes lo que es,— respondió
ella.
— No estoy seguro de saberlo. — Sacudió la cabeza apagando el juguete y lo
deslizó en la bolsa del vibrador y luego metió la mano a su bolsillo. Ella miró a
su antebrazo por encima de la tela. Se había arremangado la camisa revelando
el vello ligeramente enroscado sobre su piel y el músculo. Apretó los muslos,
por la forma que la crema inundaba su coño, debido a la necesidad que
cualquier vibración podía hacerle.
— Louis, por favor — le rogó. Su cabeza se sentía tan
mareada, incapaz de concentrarse en otra cosa que su
excitación extrema.
— Necesito el archivo de Barker, — dijo él.
— ¿Barker? — ¿El qué?
Él asintió.
— Creo que lo has archivado. ¿Puedes conseguirlo?
¿Lo entendía? Estaba en su maldita oficina. Conocía el sistema alfabético
como ella lo hacía.
— Sí, claro, — respondió ella. Poniéndose de pie irrumpió en su oficina y al
banco de la pared de al lado de su escritorio. No era inmediatamente visible
desde la puerta y él se aprovechó de eso, fue detrás de ella mientras abría el
cajón. Su cuerpo bloqueo la vista de ella y deslizó el brazo alrededor de su
cintura rozando la parte delantera de la falda y apretó los dedos en el coño.
Agarrando su clítoris, él le dio un suave, pero duro apretón que la dejó sin
aliento. Fuego una vez más pasó a través de ella. ¡Nunca iba a lograr pasar
todo el día! Ni siquiera estaba segura que sus piernas la sostuvieran el tiempo
suficiente para poder regresar a su escritorio.
— Compórtate, — murmuró él. — No vas llegar a la liberación por ti misma. A
partir de ahora, será conmigo y solamente conmigo. ¿Comprendes? —Le dio
otro pellizco y ella gimió.
— Sí, señor. Dios, señor... ¿hasta cuándo?
— Hasta que yo lo diga.
Dejó caer su frente en el borde del cajón y respiró agitadamente. Estaba tan al
borde que era como si se hubiera tomado diez tazas de café en corto tiempo. El
gabinete, las paredes, el piso, todo parecía tener un impulso.
— No puedo soportarlo mucho más tiempo, — declaró ella.
— Sí puedes. Vuelve a tu escritorio. Tengo trabajo que hacer.
Ve a almorzar a las doce en punto.
— Sí, señor — murmuró ella. Sus piernas se tambalearon al caminar pero
llegó de nuevo a su escritorio sin contratiempos.
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Castigada
FanfictionLa formal ________ Cooper vive la vida del modo correcto, nunca hacía nada demasiado peligroso. Aunque, lo deseara. Una noche, años atrás, su novio le dio algunas palmadas en el trasero, todo parte de un juego sexual, y a ella le encantó. Quería...