— Señor – exclamó – Por favor, señor, por favor.
Él gruño contra su coño, vibrando su aprobación muy
profundo dentro de ella, y supo que había respondido correctamente. Quería
su sumisión a él... y le resultaba tan fácil.
Agarró el salpicadero y el asiento de atrás para mantener el equilibrio
mientras él arrastraba su lengua por ella, pero entonces la metió
profundamente en su canal, alejando toda la excitación cremosa que pudo.
Incluso en medio de las sensaciones abrumadoras, la desconcertó ver la
cabeza oscura hundiéndose y empujando contra ella. Louis, su serio jefe. El
señor Intocable. Y wow... la estaba tocando.
Sus labios se pegaron a su clítoris una vez más, y él sacó una mano de
debajo de ella. De repente, metió dos dedos en su coño y el mundo estalló a su
alrededor. Cayendo hacia atrás sobre la consola central, gritó. Una y otra vez
su orgasmo fluía, colores corriendo delante de sus ojos, mientras la sangre
golpeaba al pasar por sus oídos. Louis se levantó sobre ella, besándola con
dureza. Sus dedos siguieron follando su coño. Queriendo sentirle, ser uno con
él, le rodeó con las piernas sus estrechas caderas.
Los dos estaban tan crudos, tan necesitados, que se preguntó si
podrían hacerlo en la cama antes de caer uno sobre el otro de nuevo. Las
escaleras, el pasillo, el sofá, la pared... a ella no le importaba. Tener a Louis
era todo lo que le importaba.
Él rió cuando empezaron a bajar de su liberación. – Eres ruidosa –
murmuró en su oído – Menos mal que mis vecinos son distraídos.
— Lo siento – susurró, sintiendo calor no relacionado con su orgasmo
recorriendo sus mejillas.
— No sé. A mí me gustó. – Le mordió el labio inferior – Quiero más.
Soltándola, salió del coche y luego tiró de ella para que le siguiese.
Abrazándola y besándola, empujó la puerta cerrada luego arrastró los pies por
la entrada principal. Una vez dentro, la empujó contra la pared y pateó la
puerta cerrándola.
— Toda mía ahora – gruñó contra su cuello.
— ¿Debo preocuparme?
— Oh, sí... mucho. Nadie te lo dijo. Soy un ogro. Como núbiles
secretarias y las hago correr por sus vidas. Pero lo que nadie sabe es que me
gustan los juegos de azotes. Todo tipo de juegos de azotes.
— Mmmm – murmuró, deslizándole sus manos sobre el pecho. Los
pezones empujando contra la palma de su mano mientras se movía sobre sus
firmes pectorales. – Lo sé.
— ¿Sabías que me gusta atar a mis amantes a la cama, y seguir mi
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Castigada
FanfictionLa formal ________ Cooper vive la vida del modo correcto, nunca hacía nada demasiado peligroso. Aunque, lo deseara. Una noche, años atrás, su novio le dio algunas palmadas en el trasero, todo parte de un juego sexual, y a ella le encantó. Quería...