— Estaba leyendo. Y la nota de recordatorio de El
Calabozo entró. Y pensé, bueno tal vez... tal vez unos azotes,
totalmente nada sexual, podría sacarme del límite de lo que sentía. Que tal vez
pudiera hacerlo y pasar las próximas dos semanas sin ir como una bala
perdida rompiéndome sobre la cabeza inocente de alguien.
Louis no dijo nada. Ella quería mirarle, para ver lo que estaba
pensando, pero no se atrevió.
— No quería nada... sexual. – Susurró – Ni siquiera me di cuenta de que
es la sexualidad unida a ti la que me hace sentir mejor. Empecé a tener dudas
de inmediato, y para cuando llegué, estaba casi enferma. – Aunque él le había
dicho que mantuviese los brazos a los lados, los cruzó sobre su medio,
abrazándose a si misma, como si pudiese mantener los recuerdos alejados. –
Le dije que parase. – Susurró.
— ____ – dijo Louis en voz baja – Ven aquí.
Cuando se levantó y se volvió, lo encontró de pie a unos pasos detrás de
ella. La tomó entre sus brazos y le besó la parte superior de la cabeza. Su
calidez enviando lejos el frío que la historia había empujado a través de ella.
Con suavidad, le acarició con la mano extendida la espalda y la otra tras ella.
La carne sensible picaba con su toque, enviando calor por ella.
— Quiero llevarte a casa y hacerte el amor – le dijo – No puedo esperar
más tiempo.
— Por favor, no. Te necesito.
Para su sorpresa, se dejó caer de rodillas ante ella, sosteniendo una de
sus manos mientras con la otra presionaba sus labios. – ____, mi dulce amor...
Por favor, cásate conmigo. Promete que siempre serás mía. Nunca dejaré que
nadie te haga daño. – sus ojos le imploraron que dijese que si – Te amo.
— Louis... — se quedó sin aliento. Ella cayó también de rodillas y lo
abrazó con fuerza. Le besó en el cuello – He estado tan asustada y vacía sin ti.
— Yo también, cariño – respondió. Cogiendo su barbilla
con la mano, levantó su boca hacia la suya. Mientras la
besaba, movió sus brazos alrededor de su espalda y la tumbó sobre la
alfombra, luego continuaron besándose. Su cuerpo encajado entre los muslos
entreabiertos, sus pantalones rozando la suave piel, su bragueta presionando
sobre su coño. Arqueando sus caderas, ella frotaba su clítoris contra la tela
ligeramente nudosa. Desesperada por sentir su piel, le agarró la camisa y se la
sacó del pantalón. Sus manos se deslizaron por debajo del algodón alisando
su espalda. Ella gimió. Le encantaba lo caliente que estaba su piel, lo poderoso
que se sentía mientras sus músculos se movían bajo su toque.
— Louis – murmuró contra su oído mientras mordisqueaba el lóbulo –
Sé que quieres hacerme el amor, pero realmente necesito que me folles.
Ámame más tarde.
— ____ – gruñó. Se arrodilló de nuevo y abrió los puños. El cuello de su
camisa ya estaba abierto así que tiró de ella sobre su cabeza y la arrojó a un
lado. Juntos, abrieron los pantalones, luego cayó sobre ella, su ancha polla
profundizando en su interior.
— Oh, sí – gritó ella, sus caderas elevándose hasta él – ¡Fuerte, por
favor, fuerte!
Después de estar completamente vacía durante los últimos dos meses,
ser llenada por él la enviaba volando a un plano borroso de placer donde de lo
único de lo que era consciente era de su polla creciendo dentro de ella. Sentía
cada arista, cada pedacito de su cintura, mientras estiraba su tierno canal.
Nunca se había sentido tan plenamente reivindicada como ahora, sabiendo
que sería para siempre suya, propiedad de este poderoso hombre... lo que
acababa de hacerlo todo mejor.
Una mano sujetó su pecho, los dedos retorciendo su pezón. La
sensación de un rayo de fuego se disparó en su pelvis, y se apretó alrededor de
él, gritando en el éxtasis. Fijó su boca sobre la de ella amortiguando sus gritos
mientras la besaba con pasión salvaje. Una y otra vez, atormentó los picos
hasta que ella estuvo frenética bajo él.
De repente, se resistió y se congeló en una escena de
liberación completa, todo su cuerpo se apretó y luego explotó
en una reacción de estremecimiento. Louis empujó un par de veces más antes
de seguirla en su clímax, llenándola con su semen caliente. Su profundo grito
resonó en la oficina. Podría escuchar para siempre el sonido de él encontrando
la dicha. Era tan visceral, tan básico y ella hacía que sucediese.
Su boca presionó en su cuello, sus caderas se movieron poco tiempo
más, y él gruñó su placer.
— ____ – suspiró cuando ambos se calmaron. Su erección todavía estaba
muy dentro de ella, contrayéndose y haciéndola llorar en voz baja por las
suaves reacciones que le provocaba. – Dime, ¿te casarás conmigo?
¿Había realmente que preguntarlo?
—¿Me azotarás a menudo? – preguntó con una sonrisa maliciosa.
Él negó con la cabeza. – Eres tan traviesa. – Respondió con un suspiró
como si lo pensase.
— Creo que te gusto de esa forma – bromeó – Mi pobre trasero. Tan
castigado.
Ella se mordió el labio, y él gimió, mordiéndose a si mismo.
— Probablemente a menudo. Muy a menudo. — confirmó
— Entonces definitivamente sí. Sí, señor. – enroscó sus piernas en
torno a él y se empujó sobre su polla aún dura. Sus ojos se encontraron y
ambos gimieron, y todos los jugueteos cesaron. – Sí, porque te amo, Louis. Mi
señor.
Fin
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Castigada
FanfictionLa formal ________ Cooper vive la vida del modo correcto, nunca hacía nada demasiado peligroso. Aunque, lo deseara. Una noche, años atrás, su novio le dio algunas palmadas en el trasero, todo parte de un juego sexual, y a ella le encantó. Quería...