Capítulo 18

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 _____ estaba acurrucada en la esquina de su sofá en la

oscuridad, mirando el resplandor en la pared de los faroles

cuando alguien comenzó a golpear a su puerta con suficiente fuerza para

mover las fotos en el hall de la entrada. Con el ceño fruncido, salió de la

manta con fuerza a su alrededor. No necesitaba esto. Ya se sentía bastante

mal por lo que había sucedido en el club y no podía hablar con Louis. Ahora,

algún enloquecido loco estaba golpeando a su puerta.

¿Acaso no tenía suficientes problemas? Tenía que encontrar la manera de

decirle a Louis, explicarle y disculparse con él. Sólo podía rezar para que la

perdonara. No sabía lo que haría si no lo hacía.

"¡_____ !" quien estaba en el pasillo gritó. Dejó caer la cabeza sobre sus

rodillas. Era evidente que su vecino estado ebrio. No quería defenderse esta

noche.

Los golpes continuaron luego se detuvieron de repente. Casi de inmediato, el

teléfono de su casa sonó. Lo ignoró, también, hasta que la máquina lo

recogido. "_____ . Abre. La puerta... Ahora."

"¿Louis?" Saltó de la cama tropezó con la manta y se tambaleó hacia la

puerta. La abrió luego casi la cerró de golpe otra vez al ver la cara lívida de su

amante. El entró antes de que ella pudiera moverse y cerrar la puerta de golpe

para que encendiera la luz del techo.

"Sólo quiero que me contestes un par de cosas. Quiero saberlo por ti. ¿Fuiste a

El Calabozo?

Ella lo miró fijamente, su estómago se hundió en el suelo. De la expresión de

su cara, él ya lo sabía. El pánico se apoderó de ella. Ninguna cantidad de

disculpas iba a solucionar este problema. ¡Debería haberlo sabido mejor!

"¿Dejaste que alguien te diera una nalgada?"

"Fui allí...‖susurró ella. Las lágrimas inundaron sus ojos y no podía verlo

claro. ¿Cómo podía explicarle lo que había pasado? Haber estado allí ya era

bastante malo.

La ira visiblemente salía de él, pero lo que quedaba era peor.

"Pensé mejor de ti, _____ . Creí que sabías que eras mía."

"Lo siento", exclamó ella. ―Yo no...."

La cortó con un tajo de su mano a través del aire.

"No". Él negó con la cabeza. "No puedo hablar contigo ahora mismo. Incluso

no puedo verte ahora mismo. Necesitaba que te comprometieras conmigo...

como yo lo estaba contigo. Y me mostraste que no podía ser." Él sacudió la

cabeza y ella sintió como si su mundo se estuviera partiendo. Los dedos de él

pasaron por el pelo y lanzó un suspiro cansado hasta los huesos. "He estado

viajando durante veintidós horas, pero tenía que ver si esto era verdadero."

"Louis, no lo entiendes", le rogó al abrir la puerta y salir. Ella lo siguió. "No

entiendes lo que pasó. Escúchame".

Sus profundos ojos azules la traspasaron. "Ya sé lo que pasó. No necesito los

detalles".

Y sin dejarla hablar, se fue. Acaba de dejarla. Y _____ sabía que habían

terminado.

Rota, volvió a entrar.

Mañana, le suplicaría pero cuando la mañana llegó se encontró incapaz de

hacerle frente, a verlo y a su rechazo. Llamó al trabajo para decir que estaba

enferma ese día. Y el siguiente. Y el siguiente. Y en esa última noche, decidió

que iba a renunciar. Tan infantil como pudiera parecer a un extraño, nunca

sería capaz de tener suficiente de Louis para enfrentarse a él, hablar de

trabajo compatible con él como si nada especial hubiera pasado entre ellos. Louis se sentó en su oficina oscura, bastante seguro de que nunca

había sido más miserable. Ni cuando había tenido la varicela a edad adulta, ni

cuando perdió su último trabajo por la incompetencia de alguien. Ahora, se

sentía desolado.

A pesar de que tenía los músculos cansados cuando por fin llegó a casa

un par de noches atrás, no había podido dormir. La visión del rostro herido de

_____ lo había atormentado, y sabía que sucedía algo más. Algo que se le había

escapado. Justo lo que no sabía.

La desesperación de ella le tocó la fibra sensible una vez que dio un

paso atrás para pensar. ¿Qué era? ¿Qué estaba pasando? Fuera lo que fuese,

no podía seguir enfadado con ella. Débil como algunas personas podían

pensar, tan débil como podría haber considerado a otro hombre en la misma

situación, la necesitaba demasiado para renunciar a ella. La amaba.

Tan pronto como se permitió ver más allá de su traición y recordar lo

importante que era ella, casi regresó a su apartamento. Casi. Pero él no era

tan débil. Esperaría por ella. Ella vendría a él. Era importante para ambos que

ella lo hiciese.

Tres días había esperado. Durante tres días, ella le había evitado. Louis

lo tenía que haber hecho. Esta noche, iría a su casa, la azotaría hasta su

sumisión y la follaría durante la próxima semana. Y luego, dejaría muy claro

que e era suya, y solo suya y sería mejor que no permitiese que nadie más la

tocara. Nunca.

De pie, tomó su chaqueta y luego se dirigió a la puerta.

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CastigadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora