Capítulo 14

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-¿Y Diddy? –Pregunté, no quería ni siquiera hablar de lo que había sucedido un instante antes. La voz me tembló, y recién me doy cuenta de que estaba llorando. Me suelto del abrazo alzando otra vez mis brazos por su cabeza y lo miro.

-No... no pudo entrar, no tengo sus documentos. –Se lamentó, pero, aunque me decepcioné solo un poco, preferí que así fuera.

-No te preocupes, tampoco quisiera que me vea así. –Intento sonar fuerte y chistosa, pero otra vez mi voz se quiebra. Su vista baja hacia mi vestimenta y luego cierra sus ojos, con dolor.

-No deberías...

-Ni lo pienses, Alex. –Lo interrumpo. Sé que piensa que él también debería estar en la cárcel, pero no lo dejaré. –Todo está bien, ¿sí?. Cumpliré mi condena, y tú cuidarás de Diddy. Júramelo por tu vida.

-No la dejaré por nada en este mundo. –Dice sin duda alguna en su rostro, y esa mirada, me hace querer contarle todo. Quiero decirle la verdad. Quiero que lo sepa. Por más que me odie por el resto de su vida.

-Alex, yo... -La puerta de la sala se abre y entra el mismo oficial de hoy.

-El tiempo se acabó. –Solo dice y me levanta, otra vez sacando y poniéndome las esposas detrás de la espalda. Alex me mira con desesperación.

-Dile que la extraño, y que la amo mucho, ¿sí? –Sollozo. Y él asiente, con sus ojos humedeciéndose.

Se lo diré, cueste lo que cueste.

Habían pasado los días y era hora de presentarme frente al tribunal.

Ya era una decisión declararme culpable, hasta podía reducir mi años de cárcel.

Podía sentir mis ojos hinchados y hasta sin verme podía notar mis ojeras. Unas horas antes me llevaron hacia un baño limpio, donde me bañé y me dieron ropa mía, que supongo Alex les había dado.

Salí del baño y me dirigí hacia la sala de espera, donde se encontraba mi abogada en traje y con una maleta, exactamente igual a las películas.

-Contesta todo con si o con no. No tienes que contar nada que no fuera necesario. No tienes la obligación. Recuerda lo que dijimos, pueden disminuirte hasta tres años si te declaras culpable... -Me iba explicando, y cada vez que hablaba me ponía más nerviosa. Sólo deseaba que Alex y Diddy estuvieran conmigo, ahora. –Rocky, no encontraron huellas tuyas en el arma. –Dice de repente.

-¿Qué? –Una felicidad me inunda el cuerpo. Eso solo significaba una cosa.

-Encontramos dos huellas distintas. –Por un momento un pánico se apoderó de mí, pero de inmediato me ablandé al saber que Alex en ningún momento lo tocó. –Una de las huellas es del fallecido... el otro es del Sr. Lang, es una muy buena noticia. –Me sonríe amablemente, y por un momento me confundí, pero luego entendí que se refería al "Sr. Lang" como el hombre ciego. Y sé que es algo bueno como algo malo, ya que podía ser que solo la utilizó como defensa. Es igual a nada. De igual manera sonrío y asiento.

-Hablaste con alguien sobre...

-Sí, hable con alguien que estoy segura que me ayudará a conseguir una orden judicial para así buscar pruebas. Es otra de las buenas noticias que esperaba darte. Ojala encuentre algo. Pude ver en tus ojos que decías la verdad y confié en ti, solo espero que no sea una mentira.

-Le aseguro que no. –Le digo con total sinceridad y sonrío. En verdad me estaba ayudando a poder hacer justicia.

El juez llega y abre las puertas del tribunal, a la vez que ambas nos levantamos de las sillas. El miedo me llega, todavía no aceptaba la idea de estar en este lugar por 10 años, tal vez menos. Pero me mantenía viva ella. Me mantenía viva saber que al menos puedo verla todos los fines de semana, que puedo llamarla todos los días. Me mantenía viva saber que estaba completamente protegida con Alex.

Solo esperaba que llegara el momento de poder decirlo todo.

No respiresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora