Después de escaparte de un lugar horrendo, necesitas ayuda ¿no?
Zabdiel se escapó de la carcel, y Christopher por su propia voluntad decide ayudarlo.
Dicen que hay personas solo con pasar mucho tiempo juntos, se llegan a enamorar, ¿les pasará eso?
—Me tengo que ir... Mañana vuelvo se los prometo. —dijo Christopher.
—Está bien, toma —Richard le lanzó las llaves de su auto, y este torpemente las atrapo.
—Nos vemos —dijo saliendo de la cabaña.
—Tenemos que irnos —habló rápidamente Richard, ya estaba agarrando la pequeña mochila que tenía.
—¿Por qué? —preguntó confundido, Zabdiel.
—No confió ni un pelo de él, debe de estar de camino con la policía.
—No creo que dijo todo eso para entregarnos, intentemos confiar, si pasa algo hay vemos que hacemos. —dijo.
—Yo creo todo lo que dice Zabd, no le conviene traicionarnos. —Joel ayudo a su amigo.
—Bueno está bien, recuerda Zabdiel, tú te llevas las consecuencias —le advirtió Richard.
Al día siguiente
Los chicos habían dormido en el suelo ya que Christopher no les había enseñado nada de la cabaña.
Richard había estado preparándose por si llegaba la policía, aun no confiaba en Christopher.
Los tres ya estaban despiertos, eran tipo las diez de la mañana.
Escucharon la cerradura de la puerta abrirse, cosa que se asustaron.
Pero solo vieron a Christopher con una bolsa de comida. Y también él comiéndose una rebanada de pan con jamón.
Richard se aseguró por la ventana de que nadie viniera detrás de este.
—Veo que durmieron en el suelo—dijo Christopher avergonzado al ver a Joel y a Zabdiel aún tumbados, se le había olvidado mostrar la habitación que tenía.
—¿Viniste solo? —preguntó, Richard
—Les prometí que los ayudaría, soy un chico de palabra. —dijo Christopher –Les traje comida.
Sacó la comida que traía, que consistía en; pan, jugo en botella, jamón y queso.
Joel mordió su labio inferior.
—Mm, por fin comida de verdad. —se paró del suelo seguido de Zabdiel.
Richard dudoso se sentó en una silla de una pequeña mesa que había, y empezó a prepararse su desayuno.
—¿Tú no vas a comer? —le preguntó Zabdiel a Christopher.
—Ya tomé desayuno, pero tengo hambre. —sonrió, y sentó a un lado de este. —¿Les puedo hacer una pregunta, sin incomodar? – preguntó Christopher nuevamente, bebiendo una vaso de jugo.
Los tres asintieron, Richard aún desconfiado.
—¿Cómo fue que... este... entraron a la cárcel?
—Yo asalte un banco – dijo esta vez muy seguro de su respuesta, Richard.
—Asesinato, tenía mis razones. —dijo Joel.
—Por la injusticia —respondió Zabdiel, mirando a un punto fijo.
