•Capítulo 13•

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Semana después.

Narra Christopher:

Estoy en el patio trasero de la cabaña con Zabdi, hablando de cualquier cosa que se nos ocurra. Veíamos como algunos autos pasaban por la carretera.

Últimamente la PDI ya no está buscando mucho a los prófugos que se escaparon.

Hay que recordar que fueron 33, contando a los chicos, y ya han atrapado a unos 20. Creo que los oficiales se están confiando, y están mas relajados en el tema.

Por el cariño que le cogí a los chicos, en especial a Zabdiel, no soportaría que quedaran de nuevo encerrados en ese lugar.

Hablando de Zabdiel, con él sentí que entre los dos había una química, una conexión, lo consideraría un mejor amigo, es que siento como si lo conociera de toda la vida. Agradezco el día en que Richard me colocó esa pistola en mi cabeza y me obligó a llevarlos hasta acá, gracias a eso, que los conocí.

—¡Christopher! me sobresalte por los gritos de Zabdiel en mi oído, maldito.

—¡¿Qué pasa?! —le devolví el grito en la cara, quedando separadas por unos, muy, pocos centímetros.

Nos quedamos mirando fijamente por unos segundos, su mirada bajo hasta mi boca, yo hice lo mismo hasta la suya. Pero la tensión terminó cuando escuche mi celular sonar, avisando que me estaban llamando.

Bajé mi mirada hasta el suelo, y por lo que pude notar él estaba con sonrojo en sus mejillas. Yo creo que estoy peor por lo que pasó.

—H-hola, mami. —contesté mi celular, era mi madre, mi propia madre interrumpió ese momento.

—¡Chris! ¿Estás ocupado? —me preguntó a través de la línea.

—No, ¿por qué? —no, solo me interrumpiste mi momento con Zabdiel, pero nada importante. Sarcasmo.

—Necesito que vengas a casa, y me ayudes con unas cajas, porfavor.

—¿Y Jonathan? No se suponía que llegaba hace como 3 días. —pregunté frunciendo el ceño.

—Se atraso su vuelo, llega en la otra semana.—respondió, a lo que yo asentí no muy convencido aunque no me viera.

—Está bien, en 10 estoy allá. —dije para luego colgar.

—¿Te vas? —me preguntó Zabdiel por detrás.

—Si, tengo que ayudar a mi mamá. —contesté. —¿Me acompañas?

—¿Y si me reconocen? —claramente no podría bajarse del auto, ya que mi madre nunca se pierde las noticias de la hora de almuerzo, y lo reconocería.

—Pues... ¿Podrías quedarte en el auto? Y después te compró un helado y pasamos la tarde juntos en la ciudad. —propuse, Zabdiel quedó medio pensativo. Luego se encogió de hombros y sonrió.

—Bueh, esta bien. —sonreí.

A los 5 minutos partimos hasta mi casa, en el camino hablábamos de nosotros, osea, contábamos cosas que nos pasaron de más jóvenes.

Cada que pasaba un carro policial, Zabdiel se agachaba y yo reía por las caras que ponía.

(*)

Llegamos a los 10 minutos después, solamente yo me baje.

—Chris, ¡espera!

—¿Qué pasa? —pregunté regresando a mi auto.

—¿No... No tienes algo para que no me aburra? –—preguntó recargándose en la única ventada abierta del auto.

Saqué mi celular y se lo pasé.

—Conecta mi celular a ese cablesito de ahí para que escuches música —asintió, y antes de irme, le guiñe el ojo. Jeje.

Toqué la puerta dos veces, y inmediato abrió mi madre, se notaba que empezó sin mí ya que llevaba una bandana roja en su cabeza y de ahí caían gotas de sudor.

—¡Hasta que llegas! —me retó y se hizo a un lado para que yo pasé. —Chris, ¿quién es el chico que está en tu auto? —me preguntó confundida.

—Es un amigo. —respondí rápido.

—Entonces dile que pase, ¿cómo puedes tenerlo ahí?, ¿qué clase de amigo eres?

— Es que... —piensa Christopher... —Es ¿tímido?, Y lo conozco, prefiere estar en el auto.

Intenté sonar lo más seguro posible, ella me quedó mirando, y luego se rió.

—Okey, tú eres raro, que voy a esperar de tus amigos. —reí, debo admitir que eso me ofendió.

Narra Zabdiel:

Conecté el celular de Chris a la radio del auto, coloqué la música en aleatorio, apareció 'Despacito' de Luis Fonsi. Me recosté, dejando mis pies en el asiento del conductor y mi cabeza en la del copiloto.

Agarré el celular que lo había dejado encima de la radio, y lo encendí para ver si tenía un juego.

Mi dedo iba directo a 'Color Switch', pero al lado de este estaba la 'Galería'.

De, tin, mari... Ya fue, la curiosidad me ganó.

Abrí la galería, y me encontré fotos de él, posando, y con amigos suyos. Me llamó la atención un álbum llamado "Viejas". La abrí, habían fotos de él, al aparecer de cuando tenía entre 15 a 18 años.

Una aparecía parando el dedo corazón, otra con Erick —él también aparecía más joven—. Y otras más, con otros chicos,... Y chicas, esas sinceramente ni las miré.

Pero paré en una, donde salía Chris con una señora, un señor y un chico parecidos a él. Supongo que es su familia, sus padres y hermano, pero yo solo sabía la existencia de su madre y hermano. ¿Quién es el señor?

Bueno, será su tío o algo. Seguí viendo sus fotos, solo que ahora las actuales. Reía por sus poses.

¡Santa...!

Tocaron la ventana del copiloto y eso hizo que me asustara y soltara el celular. Miré para arriba y no era Christopher, si no una señora, no tan señora.

Me hice el dormido, pero la mujer siguió tocando y cada vez más fuerte.

—Sé que estás despierto, lindo. —habló, disimule si como recién me estaba levantando y miré a su dirección.

¡Era la misma señora que me mostró Chris cuando nos sacamos una selfie con Snapchat!

Ella me saludo con su mano, e hizo un gesto para que bajara el vidrio.

Ella me saludo con su mano, e hizo un gesto para que bajara el vidrio

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