Después de escaparte de un lugar horrendo, necesitas ayuda ¿no?
Zabdiel se escapó de la carcel, y Christopher por su propia voluntad decide ayudarlo.
Dicen que hay personas solo con pasar mucho tiempo juntos, se llegan a enamorar, ¿les pasará eso?
-En unas semanas, un mes, aún no sé -contestó, Richard.
Lo peor que te puede pasar es agarrarle cariño a alguien y que después te llegue estas noticias, la verdad que duele.
Sentí unas lágrimas que amenazaban en salir de nuevo, hoy definitivamente no es unos de mis mejores días.
Zabdiel me miró, él no había dicho casi nada en toda esta charla. Como él estaba al lado mío, colocó su brazo por mi hombros y yo me apegue más a él.
Erick era el único que no tenía un estado tipo ojos llorosos, pero si se notaba en su rostro pena. Erick no conoció mucho a Richard, lo está haciendo recién. Aunque igual pasaba mucho tiempo con él y Joel.
Les hice una señal a Richard y a Joel para que vengan a este mini abrazo, a lo que ellos lo hicieron.
Vi de Erick de reojo y también le invité a que se uniera, ya que estaba medio aislado. Pero solo se quedó ahí.
Después de aquel abrazo, la sala se empezó a vaciar, quedando yo solamente.
A Rich le empezó a sonar el celular, fue a contestar y desapareció de nuestras vistas. Erick simplemente se fue sin decir nada, y Joel lo siguió. O al menos eso pienso que hizo. Y Zabdiel ni idea, al baño si no me equivoco.
Me senté nuevamente en el sillón a procesar lo que ocurrió durante todo el día hasta ahora.
Escuché que tocaban la puerta, con mucha peresa me paré a abrirla, quizás era Richard que salió al patio sin llaves.
Pero no era él, al abrirla me encontré a un joven, no, no joven, casi señor. Porque viejo no se veía.
El chico me miró de arriba a abajo, y susurró algo que no alcance a escuchar.
-Hola, lindo. -saludó, alcé una ceja, ¿me acaba de decir 'lindo'? -¿Está Zabdiel?
¿Qué? ¿cómo sabe que aquí está Zabdiel?
-N-no vive ningún Zabdiel aquí, señor. -acabo de tartamudear, ya la jodí.
-¿Como que no? Soy su-
Senti a alguien atrás mío. Y ese mismo alguien interrumpió a la persona que tenía enfrente.
-Julián... -habló Zabdiel, lo miré de reojo y este tenía un semblante serio.
-Que bueno que te encuentro, necesito hablar urgente contigo. -el chico me hizo a un lado como si le hubiese invitado a pasar, pues claramente en ningún momento lo hice.
-¿Quién es? -susurré solo para que escuchara Zabdi.
-Mi abogado, se me olvidó decirte de que él sabe sobre esto. -contestó en el mismo tono, asentí no muy convencido y me dirigí a la cocina para que hablaran solos.
Narra Zabdiel:
-¿Porque estas acá? -fui directo al punto.
-No esta nada mal tu amigo. -dijo ignorando totalmente mi pregunta, se mordió su labio inferior.
Esta vez no pude ocultar mi mala cara. ¿No se podía guardar esa opinión para él solo?
-¿Qué es lo urgente que me tienes que decir? -volví a preguntar, esta vez entre dientes.
Julián me miró confundido, pero luego se encogió de hombros.
-Bueno, te vengo a hablar de tu hermano Sebastián. -dijo ya hablando seriamente. -Hace unos días fue a mi departamento, con el objetivo de sacarme cualquier información sobre tu paradero.
-¿Qué te dijo? -pregunté confundido.
Sé que desde hace unos meses ya me tenia mala, pero pensé que ahora estaría feliz que yo no estuviera "molestando" en las vidas de mi familia, como decía él.
-Exactamente que si no decia en donde te encontrabas, iba a ser todo lo posible para arruinar mi carrera. -contestó tranquilo. - En conclusión, me amenazó.
¿Sebastian amenazando? Y se suponía que era el más tranquilo. Vaya.
-¿Y no dijiste nada? ¿no? -pregunté incrédulo.
-Obviamente que no, con 5 años de carrera, ¿crees que soy tonto? -custiono. -Pero, tienes que tener cuidado, estoy seguro que está armando un plan. -lo miré confundido. -Por lo que pude notar en sus palabras, sospecho eso. -suspiró. -Ten cuidado en quien confías.
Advirtió. Disimuladamente señalaba la cocina, donde se encontraba Chris.
Seguía realmente confundido.
-¿Me estas diciendo que Chris no es confiable? -esta vez fui yo el que cuestionaba, susurre por si esta conversación se escuchaba.
Julian negó varias veces.
-No, sólo ten cuidado.
Asentí. En ese momento llegó un Joel con los ojos llorosos, él nos miró y luego siguió su rumbo a donde quiera que sea. Prácticamente nos ignoró.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
