Detrás del telón

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Ya se que dije el miércoles y que probablemente en muchos lugares ya sea jueves, pero mi zona horaria manda (?) En fin, espero disfruten este final que ha sido escrito con mucho cariño.

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Molly tenía mucho en lo que pensar.

En realidad, no tanto. Dos palabras. Dos palabras que de haber sido dichas algunos meses atrás le habrían hecho la mujer más feliz del mundo, pero ahora, en medio y después de tantas ideas, situaciones y noches en vela, le apretaban el corazón de una manera inexplicable. Es como si de pronto, el saberse correspondida no fuese suficiente y todas esas ideas que se había autoimpuesto fuesen una barrera demasiado grande para apreciar la autenticidad de esas dos palabras.

Quizás sólo era demasiado tarde y había olvidado decirle a su corazón latiendo acelerado que esa ya no era la reacción necesaria.

Sherlock estaba en medio de su sala, en la oscuridad, con los audífonos puestos y las piernas cruzadas sobre ese sillón negro del que se había apropiado al primer momento. No se inmutó al oír a John cruzar hacia la cocina por un vaso de agua, quien realmente se sobresaltó al distinguir la silueta elegante del joven bailarín allí.

—Sherlock, ¿estás bien? — Preguntó, sin notar los auriculares en los oídos de su amigo.

-Necesito pensar. - Replicó Holmes, en un tono de voz un tanto más alto de lo habitual.

Eso le dio una pista a John, quien se acercó, parándose frente al bailarín y le hizo un gesto para que se quitase -por lo menos- uno de los audífonos, lo que Sherlock hizo y John repitió su pregunta, obteniendo la misma respuesta. Preguntó por tercera vez.

—Entendí la primera vez. Puedo leer los labios. — Contestó el pelinegro.

— Lo sé. Pero "necesito pensar" no es la respuesta usual para un "¿estas bien?" — Replicó Watson, sentándose en el sillón de enfrente.

— Bien. Si, John, estoy bien. Ahora lárgate y déjame pensar. —Contestó Sherlock, en evidente mal humor.

—¿Y qué es eso que te tiene pensando a las...? — miró su reloj de pulsera — ¿Cinco de la madrugada?

— Si yo te dijese honestamente lo que es... ¿Me dejarías en paz sin hacer preguntas estupidas?

— Pagaría porque por una vez en la vida me cuentes que te pasa. En serio. Así que, tienes mi palabra.

—Bien. Bien. — Dijo Sherlock algo dudoso y apoyó su mentón en sus largos dedos.— Necesito hablar con Molly. Pero no sé qué decirle. Tú sabes mejor que nadie (y me lo has dicho en varias ocasiones) que cada vez que intento decir algo de verdad, terminó ofendiendo y está vez, por esta vez, no quiero arruinar la que sea quizás la última oportunidad que tengo de enmendar las cosas con ella. — Sherlock bajó la mirada y abrazó sus rodillas, luego miró a John y en su tono habitual de infinita molestia agregó: —Ahora lárgate.

Watson no pudo evitar soltar una carcajada y se apretó el puente de la nariz, para luego quedarse en la expresión de Sherlock y disculparse por su reacción.

—¿Y si mejor te ayudo? Me refiero a que bueno, tengo una relación bastante estable con una linda e increíblemente lista chica, podría decirte algunas cosas.—Ofreció con la mejor de las intenciones.

Sherlock hizo una mueca de desacuerdo y dijo:

—Tú sabes que tu relación con Mary no es precisamente "ejemplar" para mí. — John iba a protestar pero Holmes lo interrumpió. —Y si lo que tienen ha durado tanto es porque ella ha pasado por alto muchos de tus defectos John, porque asumamoslo, estás lejos del canon de novio ideal, sobretodo si consideramos tu vocabulario, desorden general, el hecho de que sigas coqueteando con extraños al azar cada vez que puedes y mantengas algunos de esos números de teléfono registrados. Y por supuesto, está el detalle de que en algún momento te sentiste un poco atraído por mi, lo que no es extraño considerando que...

El lago de los cisnesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora