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*15 de Febrero: Llegada a Aruba*

Estábamos bastante cansados por lo que nos fuimos directamente al hotel el cual tenía una hermosa vista a la playa, dejamos las maletas en la habitación y salimos a la terraza a mirar aquel hermoso paisaje, Javi estaba agarrado a mi pierna mientras Pablo me abrazaba de la cintura por detrás.

-Es bellísimo- dije admirando aquella vista tan bella.

-Bastante

-Vamos adentro

Agarré a Javi en brazos y lo llevé a la cama para luego acostarme a su lado, Pablo al rato hizo lo mismo por lo que acaricié la frente de Javi haciendo que casi al instante quede dormido, me levanté con cuidado y puse unas almohadas donde estaba para luego ir a la terraza, Pablo a los minutos apareció y volvió a abrazarme por la espalda pero al instante me separé de él.

-¿Vas a seguir creyendo las pelotudeces de la loca esa?- preguntó con cierto tono de cansancio.

-Hasta que no esté segura de si ese nene es tuyo o no lo seguiré creyendo

-Si sabes que te amo, no podría engañarte

-Así me dijiste un buen tiempo y luego te acostabas con Julia

-Ella ya es pasado

-No sé ni qué creer ya Pablo, vos te ganaste toda mi desconfianza

-Lo sé linda pero esta vez cree en mí por favor

-Lo siento pero no

-Todo es complicado con vos- dijo separándose de mí.

-Vos lo haces complicado cagándola cada vez

-A veces pienso en que lo mejor era que no haya aceptado aquella apuesta

Y dicho eso se fue dejándome con el corazón destrozado, al decirme aquello fue como si me hubiese dicho que lo mejor hubiese sido no haber vivido todo lo que vivimos, incluído el haber tenido a Javi.

Me quedé en aquella terraza llorando un buen tiempo hasta que me cansé y fui a acostarme junto a Javi, encendí la tele y puse cualquier cosa mientras pensaba en todos los hermosos momentos que había vivido con Pablo y de los cuales él mismo me había dicho que a veces se arrepentía de haberlos vivido aunque no lo juzgo, sé que a veces soy demasiado insoportable y que digo y hago cosas que no debería pero él tampoco es santo ya que muchas veces me dice cosas hirientes las cuales siempre perdono porque lo amo, ahora que estamos casados se nos iba a hacer más difícil para poder separarnos si se diese la circunstancia.

Pasé varias horas mirando la tele, ya estaba anocheciendo y Pablo nada que volvía por lo que me estaba empezando a preocupar pero a la hora llegó ebrio, entró en la habitación y se acostó en la cama para luego abrazarme.

-Salí, apestas a alcohol- le dije mientras me separaba de él.

-Solo bebí dos copitas- rió.

-Estás ebrio así que dos copitas no fueron casualmente

-Bue

-¿Dónde estabas?

-En un bar bebiendo, necesitaba ahogar penas

-Ah bueno, entonces mañana voy yo a ahogar penas ¿te parece bien?

-Me da muy igual lo que hagas y creas

-Genial entonces, de verdad que no sé porqué estamos casados

-Porque como dice mi madre, queres mi plata

-Tenes que dejar de tomar

-Hacete la que no cuando seguiste conmigo solo porque te pague la carrera

-Tranquilo que cuando ejerza mi profesión te voy a devolver todo lo gastado

-Ok

Y esto ya era lo que me faltaba, que me diga que estaba con él solo porque quería su dinero cuando obviamente no es así, yo lo amaba bastante pero supongo que para él las cosas eran así ya que como dicen, los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, y ya que Pablo estaba bastante borracho tendría que pensar que lo que había dicho era lo que en verdad piensa.

Al rato escuché que empezó a roncar por lo que me fui al pequeño salón que había en aquella habitación, acomodé el sofá cama y después de llevar almohadas y frazadas agarré en brazos a Javi y lo puse en el sofá cama

Empezaba bastante mal esta maldita luna de miel.

La apuesta {Pablo Pérez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora