88. Por eso me case

634 59 5
                                    

-¿Que tu que?- pregunta Laura estupefacta mientras yo miro la manilla de perlas en mi mano

-Tengo un matrimonio abierto.- respondo simplemente negando con la cabeza, señalo la de diamantes y la mujer me la pasa mientras hablo- Puedo hacer lo que quiera, con quien quiera y el igual. -me la pongo y frunzo los labios -Llevo la de oro blanco- digo y pongo la de diamantes sobre el mostrador

-¿No te incomoda?- pregunta curiosa

-La verdad es que no, no me interesa ser monógama si me da todo lo que quiero, espera un momento- pongo el teléfono en el mostrador - quiero el collar de diamantes y a la manilla de oro- le entrego a la mujer la tarjeta que me dio Dylan - dame también ese reloj negro y cárgalo todo a mi cuenta- pongo de nuevo el teléfono en mi oreja -¿En que estábamos?

-¿Que estas haciendo?- la escucho maldecir a alguien y sonrió, eso es tan normal en ella que de cierta manera me hace querer estar ahi para ser aquella a quien insulta, como en los viejos tiempos.

-Salí de compras- respondo simplemente y tomo las bolsas que la mujer me tiende junto a la tarjeta -¿Tu donde estas?- camino con paso seguro hacia la salida de Tiffany & Co.

-En la escuela- bufa y yo sonrió enormemente

-Que bueno que ya me libre de eso- lamo mis labios y entro en Louis Vuitton -¿Como esta mi mama? ¿Sigue enojada?

-Enojada es poco, dolida y un poco decepcionada, pero estará bien- tomo en mis manos una enorme cartera de cuero, negra con acabados rojos y broche de plata. Es precioso y me encanta, pero no es algo que yo usaría, es mas el estilo de Laura o Camila -Tengo que irme, voy a entrar a clase- dice y una sensación de tristeza se apodera de mi.

No quiero que se vaya, quiero seguir hablando con ella porque la extraño demasiado y ademas, es la primera vez que hablamos desde que me mude con Dylan hace una semana, y aunque nunca lo admitiré me siento sola y aburrida en esa enorme mansion a la que ahora llamo casa, Dylan casi no esta porque, según el ama de llaves, esta trabajando pero eso no evita que se vea con Jenn y me tenga vigilada todo el tiempo, lo cual es molesto e irritante.

-Bien, te llamo despues- meto el teléfono en mi abrigo y dejo la cartera donde estaba antes de salir de la tienda, lo que necesito es ir al SPA.

Llevo las bolsas de ropa y joyas al coche y vuelvo a entrar en el centro comercial. Me acomodo el cabello y me dirijo con pasos seguros hacia las escaleras. Nunca me imagine que ir de compras, con dinero ilimitado fuera tan aburrido. Cuando solía salir en Seattle iba con Camila al centro comercial y nos burlábamos de los demás y la pasábamos bien, ahora simplemente me siento... aburrida, si no tienes con quien presumir se vuelve molesto hacer esto.

-Buenos días, ¿En que le puedo ayudar?- me pregunta una joven morena de ojos negros y uniforme blanco detrás de un escritorio café

-¿Hay un turno para el SPA?- la morena teclea en su computadora y me mira con una sonrisa falsa

-Claro, las señoritas Jenner acaban de cancelar así que tenemos un cupo disponible- abro mis ojos

-¿Kendall y Kylie Jenner?- me mira como si fuera estúpida

- Si señorita, ¿tomara el turno?- asiento y ella anota algo en el computador -Pase a la sala uno, en un par de minutos uno de nuestros masajistas ira a por usted- Entro directamente y me siento cruzando las piernas

***

Bajo del auto y miro al tío de traje esperando en la entrada, lo miro enarcando una ceja y le doy las llaves del auto.

-Saque las bolsas y llévelas a mi habitación- sin decir una palabra mas entro en la casa encontrándome de frente con Jenn. Ruedo los ojos y suelto un bufido cruzando mis brazos -¿Que hace usted aquí? Creí que Dylan había sido claro con que esta es MI casa y que usted debía mudarse al departamento en Long Beach - suelta una risita divertida

muñecas 2 [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora