3.-Tú yo del ayer.

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—Vamos levantense— hicieron sonar los barrotes de la celda.

Observe a Keylang que yacia en el suelo a mi lado tendido.

—¿Qué esperan mugrosos?— con una mano moví el cuerpo de Keylang.

—Levantate.— Su cabeza se dirigió a mi, pero sus ojos estaban cerrados.

—Hmmm...— hizo muecas con la mano.

—¿Qué están esperando escorias? ¿Que los saque y los bañe? ¡Arriba!— sonó nuevamente los barrotes.

Lentamente ascendíamos, Keylang de mal humor. Supongo que nos mandaran a duchar, llevamos unas dos semanas sin visitar el grifo. En realidad apesto, y Keylang, ni se diga.

—Ufff, si estan hecho una peste.— abanico su nariz.— Lo patético de tener un cuerpo humano.

Era uno de los guardianes oscuros, ellos exactamente no son físicamente agradables y no necesitan baño, ellos se encargan de no apestar.

Salimos de las celdas hacia nuestra izquierda, seguimos en el pasillo para llegar a la puerta de baño de todos los reclusos.

—Creo que ya lo necesitaba.— Keylang tocó su axila, olfateó su dedo.—Sí, definitivamente era el día.

—Callense y entren.— abrió la puerta con llave y le dio un empujón a Keylang. Entré luego de él, y las puertas se cerraron a nuestras espaldas.

Habian como unos 15 tipos, unos duchándose, otros desvistiéndose y otros alistándose. Keylang no perdió el tiempo y tiro su ropa cerca de una banca.

Cada vez que venia era un poco incómodo, nunca te imaginas estar con personas desnudas y que sean de tu mismo sexo en el mismo lugar.

—¿Me dejarás solo?— preguntó Keylang con toda su desnudes directamente hacia mi.

—¿Te lo puedes esconder por favor?— señalé desganadamente hacia sus partes.

—¿Por qué?— se observó.—Tiene un buen tamaño.— Pasé una mano por mi rostro, no se si estaba avergonzado de ver desnudo a mi mejor amigo o de lo que había comentado.— Te guardaré un lugar a mi lado.— se encaminó hacia unos grifos.

Saqué mi camisa del cuerpo, desabroche mi pantalón y lo baje hasta mis pies, ellos se encargaron de quitarlos, los tomé con las manos y lo tiré a la banca junto con la camisa.

Ésta era mi parte difícil. Quitarme la última prenda era muy difícil delante de todos. Tomé un suspiro y los baje sin pensarlo un poco mas. Caminé rápidamente hacia el grifo que estaba al lado de Keylang.

Hice girar el grifo mientras restregaba mi rostro con ambas manos.

—¿Ya viste aquel tipo?- Susurró.

—¿Cual de todos?— pregunté desganado. Sin decir palabra, indiscretamente se volteó para observar a un tipo que se secaba con una camiseta.

—¿Ya lo viste?— preguntó mientras seguía observando. No respondí — Tiene una lunar en las pelotas.— susurró. Mi nariz emitió un sonido ronco en forma de burla.— En serio lo tienes que ver.— se giró hacia mí y nuevamente al tipo.

—¿Qué crees que es lo que estas haciendo?— escuché una voz desde mi espalda.

—Estoy viendo el lunar en tus pelotas, ¿qué más?— suspire al escuchar la respuesta imprudente de Keylang. Cerré el grifo, y luego posicioné una mano en el hombro de Keylang.

—No sigas.— tomé camino hacia las bancas por nuestra ropa, antes de que esto tomara otro rumbo.

—¿Te gustaría verlas más cerca?— preguntó el tipo. Tomé rápidamente el boxer y lo coloqué en mi cuerpo.

DIAMOND EYESWhere stories live. Discover now