Suspiré antes de dar el siguiente paso, sentí una carga en el ambiente de peligroso y último. ¿Por qué pensaba que éste sería el último día? No solo el último día de estar en éste putrefacto lugar, sino, el de mi existencia por igual.
Me encontraba en ese estado de persona ávida. Quiero dar saltos y a la vez huir, también mi sistema nervioso le hacía una breve visita a mi organismo, y eso me ponía peor. Tener ese típico presentimiento de que todo saldrá mal, no me faltaba, lo cual era muy molesto porque no me sentía tranquilo. Todo éste día traté de descansar para la hora llegada, para ésta precisa hora, y no lo logré. Las rejas de las celdas ya estaban abiertas, dispuestas a ofrecerme la salida de una vez por todas. Empuñé mis manos, y con otro suspiro más me llené de valentía para continuar con lo acordado. Salí rápidamente, y con cuidado Ozz cerró la celda.
Abrimos paso por un pasillo poco transitado donde nos esperaba Keylang, me observó con una sonrisa de "todo estará bien, no debes porque preocuparte", más sin embargo lo estaba. Me tomó el hombro y avanzamos hasta la salida con velocidad. Antes de abrir la puerta, Ozz nos detuvo.
-Colóquense detrás de mí.- ordenó. Tomé lugar detrás de él y Keylang de mí. Abrió unas de las puertas saliendo de primero, se detuvo para inspeccionar el lugar con un movimiento de cabeza de un lado hacia otro.- Rápido.- Nuestros pies se movieron al son del feroz latido del corazón.
Al salir de esos pasillos asquerosos, nos encontramos al fin con la puerta que nos mostraba la salida de èste lugar. Observè con determinaciòn el cielo, encontrandose tan gris como era de costumbre. Caminamos con agilidad hacia aquella enorme puerta, donde Ozz se encargó de abrirla y hacer la misma inspección de antes.
-¿Están listos para correr?- preguntó con recelo. Ambos asentimos de ipso facto.- ¡Corran!- susurró.
Atravesamos la gran puerta mientras corríamos, a la distancia de nuestra derecha se podían observar dos figuras que venían hacia acá. Keylang se adelantó tomando dirección hacia un callejón.
-Por aquí.- nos indicò extasiado mi amigo.
Los tres corríamos como caballos en competencia, no me pensaba detener. No sé si esos tipos nos llegaron a ver, pero teníamos que escapar de la zona. Keylang dobló hacia la derecha, adentrándose en otro callejón, Ozz y yo le pisábamos el paso. Dobló nuevamente, pero ésta vez a la izquierda. A lo lejos divisé a Pável y Henna, los cuales estaban escondidos tras unas torres de deshechos de todo tipo. Al a cercarnos, ambos salieron a nuestro encuentro.
-¿Están listos?- sin decir una palabra, asentimos. Henna se dejó llevar por el instinto y abrazó a Keylang, donde la rodeo con sus brazos. Pável nos saludó con un movimiento de mano.
-Bien,- comentó Henna mientras tomaba distancia del cuerpo de mi amigo.- Ozz y yo iremos adelante, Keylang y Pável atrás.
-¿Y yo?- pregunté extrañado.
- Tú irás en medio, como un tesoro escoltado.- dijo Pável entre una risita.
-¿Vamos?- nuevamente asentimos.- Todo saldrá bien chicos.- Henna dio media vuelta y comenzó a caminar junto con Ozz hacia aquella Torre que provoca escalofríos con solo verla por un instante.
Reanude mi andar detrás de ella, pero teniendo una cierta distancia. Keylang y Pável venían tras de mi observando a todos lados para cerciorarse que nadie nos fuese a atacar. Caminamos entre callejones de un lado a otro, para evitar ser vistos, a lo lejos Ozz realizó una seña indicando que nos detuviéramos. Henna y Ozz estaban a unos cuantos pasos de la puerta custodiada por dos guardianas.
-Acerquémonos un poco.- ordenó Pável.- Solo un poco.- dimos unos cuantos pasos, pero aún la distancia desde donde estaba Henna y Ozz era bastante.
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DIAMOND EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. No fui capaz de...