Cuando abrí los ojos lo primero que observé fue a Keylang apoyado en los barrotes. Estaba tan pensativo que no quería interferir en ello, así que me límite a acomodarme.
-Necesito verla.- comentó en voz alta.
-Imposible.- respondí de inmediato.-Ella tiene que venir a nosotros.
-No puedo esperar a que ella venga.
-No puedes salir y hablar con ella tranquilamente Keylang, lo sabes.
-¿Estás conmigo o qué?- me observó con el ceño pronunciado.
-Estoy contigo. Sólo esperemos.
-¿A que pasen días tras días? ¿A que nos pudramos y que tu nunca recuperes a Ayleen?
Ante la mención de su nombre me sumergí en cada letra de el. Era tan precioso como ella.
-¡Necesitamos verla, y ya!- comenté mientras ascendía del suelo.
-La recordaste, ¿no?
-Mi cabeza es un constante remolino de recuerdos sobre ella.- deja escapar un suspiro.
-¿Entonces que esperas? ¡Debo de encontrar la forma de hablar con Henna!
-¿Quieres que arme un escándalo para que me saquen a patadas para así hablar con ella?- lo observé con el rostro serio.- Esa no es una vía.
-Si no es eso, entonces ¿qué?- Me limité a observarlo pensativo, hasta encontrar la punta del siguiente plan.
-No seré yo el que se enfrentará al castigo que impongan, así que golpeame y échate la culpa. Así tendrás mayor posibilidad de hablar con Henna.
-¿Estas seguro?- Instantáneamente elevé y giré los ojos.
-No lloraré porque me golpees, sabes que no nos lastima. - Me crucé de brazos.- ¿Lo quieres para hoy o para mañana?
-Provocame.- Incitó.
-Disculpame, pero no había visto mujer tan buena como Henna.- río sonoramente. Henna tenía sus cualidades y virtudes, pero no era tan cierto, en realidad Ayleen estaba mejor. Ella está buenísima.
-¿Solo eso tienes? Así nunca me harás enojar.
-Creo que si no fueses mi mejor amigo, le haría a Henna lo que no sos capaz de hacerle y te juro que gozaría cada minuto.- Su rostro dejo de tener facciones.
-Eso no lo decís en serio , ¿verdad?- dijo mientras me señalaba con el dedo índice.
-Que quede a tu imaginación.- comenté entre risas mientras alzaba los hombros.
-¡No!- Me tomó rápidamente de la camiseta.- ¡Me lo dirás ahora!
-Y si así fuese, ¿cuál es tu problema? ¡Tú y ella no son algo, son absolutamente nada!- grité con todas las ganas, e inmediatamente escuché murmullos seguido por el sonido de mi mandíbula siendo golpeada.
Keylang me tomó de los hombros, aventando mi cuerpo contra la pared, escuché como cada parte de mi tronaba. Caí al suelo, mientras mi rostro era atacado una y otra vez. Escuchaba la respiración agitada de Keylang, a la vez gritos y unas rejas abriéndose, de un momento a otro cerré los ojos y dejé de ser parte del espectáculo.
[>>>]
Desperté por segunda vez en el día, pero esta vez moribundo. Me encontraba sentado en un almacén que contenía sillas y mesas de metal oxidado, la luz que poseía el lugar era muy fuerte e irradiaba calor, a pesar que por las altos huecos, simulados como ventas del almacén, reflejaba la obscuridad de la noche.
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DIAMOND EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. No fui capaz de...