Cuando creí que todo estaba perdido comencé a recobrar los sentidos, lentamente abrí mis ojos girando mi cabeza hacía un costado para asegurarme de que los chicos estuviesen conmigo y si estaban, pero no éramos solo nosotros. Belhor y todas sus quimeras estaban frente a nosotros, rodeándonos anclándonos sus miradas en el cuerpo.
-¿Pensaban escapar?- pronuncio con ira Belhor. Observé a Henna que caminaba hacia la dirección de él.
-No somos de ustedes- respondió de inmediato. Comencé a sentir una descarga de nervios que me impedían tragar un poco de saliva.
-Desde el momento que pecaron lo son,- aseguró aquel.- pero de aquí nadie se escapa, y quien lo intenta muere en el acto, ¿lo sabían?- unos bajos guturales emanaron de sus cuerdas vocales simulando risa.
-¿Qué nos piensas hacer?- empuñó sus manos mientras tragaba un poco de saliva.- ¿Nos piensas perdonar si matamos a humanos que no tienen que ver en nuestro mundo?- el labio inferior de Henna empezó a temblar de manera notable. Rápidamente la sonrisa que poseía Belhor se esfumó ante las preguntas de Henna.
-Quiero su cabeza primero.- ordenó, todas las quimeras caminaron hacia nosotros. Desesperadamente vi a los chicos hacer revuelo con sus ojos al no tener alternativa, lleve mis manos a la cabeza al mismo tiempo que cerraba los ojos, tan cerca y a la vez tan lejos pensé.
Un trueno que aparentemente partía todo a su paso resonó en toda la Hoguera, las pocas luces se apagaron al chasquido potente de este quedándonos a obscuras todos. Le tomé la mano a Henna arrastrándola hacia mi espalda, sentí el calor de alguien a mi costado y luego al otro, presentí que eran los chicos.
-¿Qué han hecho?- preguntó una voz que se repetía mediante un eco, no era una voz cualquiera, era una voz con autoridad.
-Pensaban escapar.- escuche la respuesta de Belhor.
-Le he preguntado a ellos.- sentí como Henna me jalaba la camisa y se adhería a mi espalda para susurrarme al odio.
-Es él.- ¿Quién es él? Me pregunto con un ceño pronunciado.
-No me creo tu ignorancia Nathan, pero lo dejaré a la intriga.- gotas de sudor recorrían mi frente.- ¿Qué estaban pensando? ¡Justifíquense!
-No pertenecemos aquí.- respondió con seguridad Ozz.
-Me ha respondido el menos indicado.- una risa gutural emano de todas partes.- Ozz, tu eres de nosotros, tu más que ellos.
-No tengo la misma mentalidad de ustedes.
-No es necesario, se construye la lujuria, pero está bien.- otra risa gutural escapo de aquel ser.- Dime Nathan, porque indujiste en tus amigos para escapar.- no me inmuté, mantuve mis labios cerrados por unos largos minutos.- Vamos niño, lo quiero escuchar de ti.- sentí un piquete en mi costado izquierdo, observé contemplando la absoluta obscuridad.
-Me enamoré.- comente alzando los hombros en forma de derrota ante los placeres que te ofrece la vida. Mi confesión fue chiste para sus oídos ya que recibí unas risas como respuesta.
-Qué fácil es para ustedes los aprendiz, pecar, enamorarse e ir entre los humanos entonando himnos de amor mientras vas de la mano con aquel mortal. Ustedes solo piensan en ser felices y no dañar a nadie, pero se han equivocado con eso, desde que pecan se convierten en uno de nosotros,-tomo una pausa.-pero tal parece que algunos no están dispuestos a ser parte de nosotros.- su risa gutural me abrumaba, tome el cuello de mi camiseta mientras la estiraba y presionaba mis labios.- Y esta vez no obligaré a nadie.- murmullos y quejas comenzaron a alzarse por el repentino comentario que hizo.
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DIAMOND EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. No fui capaz de...