16.-¿Realmente quieres olvidarme?

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NATHAN DEACON

Después de lo que sucedió anoche, me aseguré de dejar a Paula en su casa, esperé en la camioneta hasta que se durmiera. Luego de llegar a casa Keylang me comentó que estaban manipulando la mente de Paula, lo cual podía ser peligroso, al jugar con sus sentidos al mismo tiempo afectaría a su cerebro, lo que puede llevarla a un accidente cerebrovascular por el shock de tantas sensaciones. Sin embargo, Keylang no pudo determinar quién era la persona que estaba jugando con Paula, lo que claramente se conoce es que era uno de nosotros, un ángel caído o un custodio rebelde.

Paula me comentó un poco más de su familia. Su abuela era humana y su abuelo es un inmortal, aunque sin explicación alguna todos los descendientes son complemente humanos y lo único que conservan en común es la historia. La roca de mar muerto o el objeto del sentir lo utiliza toda la familia, así es como al abuelo de Paula se le hace más fácil experimentar cada día con sus cinco sentidos, ante mayor cantidad de roca mayor energía, es por eso que no se deshacen de los objetos donde tienen la roca y siempre lo llevan consigo.

No imaginé que la historia de Paula fuese esa, siempre pensé que tenía una vida e historia cotidiana, no pude percibir que su historia era similar a la mía hasta que Henna averiguó sobre el collar. No todo es lo que parece. Un superficie plana y bien cuidada puede guardar los insectos y bacterias más destructivos aunque su apariencia te haga creer que eso no sería capaz.

Tomo un paño para limpiar los vidrios exteriores del exhibidor, luego tomo el desinfectante y tallo un poco para eliminar cualquier suciedad. Eran las diez de la mañana y parecían las 5:30 de la tarde, el sol ya no visitaba el pueblo debido a que el invierno se apoderó de este. No llovía pero siempre se mantenía nublado.

Escuché caer los sartenes e inmediatamente imaginé que Paula estaba intentando colgarlos. Me dirigí hacia la cocina y observé como Paula maniobraba con los sartenes. Reí por lo bajo y negué con la cabeza.

-Nathan.-Paula dejó los sartenes a un lado, colocó sus manos en la cadera y me observó de forma despectiva.-¿Por qué siempre vienes cuando quiero hacer las cosas por mi propia voluntad?-Reí un poco.

-No he dicho algo.-Alcé mis manos para demostrar mi inocencia.

-No es necesario, tu presencia lo dice todo.-Sacó su lengua y frunció el ceño. Giró sobre sus pies y volvió a tomar los sartenes.-Tu sigue limpiando, si necesito ayuda te llamaré.-Me señaló con su dedo índice.-No se te ocurra ayudarme hasta que yo lo pida, ¿ok?-Asentí.

-Como usted mande.-Dije sonriendo a lo que ella asintió.

Regresé a los exhibidores y continué con mi labor de deshacerme de la suciedad. No es que estuviese sucio, sino que hay elementos que a simple vista no son fáciles de localizar y determinar, es por ello que se necesita estar en constante limpieza debido a que en los exhibidores lo que se encuentra es para consumo. Tallé frenéticamente pero con cuidado los vidrios. Escuché como las campanas de la puerta sonaban, avisando que alguien había entrado. Rápidamente giré para tomar los guantes y el delantal, me apresuré en atar el delantal y caminé hacía los exhibiros mientras me colocaba los guantes. Antes de alzar mi cabeza pregunté;

-Buenos días, ¿Qué deseaba?-Luego de ajustar los guantes, elevé mi rostro hasta observar a aquella chica. La respiración se me cortó y empecé a parpadear constantemente.  Ella solo se limitaba a observarme con las comisuras de sus labios hacia abajo, vi como sus ojos empezaban a temblar mientras se les llenaban de agua. Sin saber que sentía, algo se recogía en mi pecho, a pesar de no sentir tal cual, me transmitía un cosquilleo y nerviosismo.

-Hola.-Dijo al mismo tiempo que descendía una lágrima de sus ojos. Sin aun responder solo la observé. La miraba tan vulnerable hacia a mí, lo que me hacía sentir culpable por ponerla en ese estado. Llevé mi mano hasta mi boca para cubrirla, realmente no sé qué sensación experimentar, me encontraba ansioso y sorprendido. Deseaba sentir todo, hasta sus lágrimas caer para tomarlas entre mis dedos, pero el cuerpo me fallaba y me jugaba pesado una vez más al no permitirme experimentar sensaciones por cuenta propia.

DIAMOND EYESWhere stories live. Discover now