5.-Sin pensarlo, sin dudarlo...

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Han pasado tres días desde el "incidente" con Keylang y aún no lo he visto, mucho menos a Henna, y eso me tiene ansioso y un poco asustado. No quiero imaginar lo peor y convertirme en el rey del drama, pero tengo motivos fuertes en imaginarme a Keylagn decapitado después de todo lo que hemos cometido.

Además de pensar en Keylang lejos de aquí, y lo siento mucho por mi amigo al pensar eso de él, he pensado mucho en Ayleen, y lo cerca que estaré de ella.

Creo que un día sería suficiente para estar junto a ella, aunque sea uno. No sé cuál será su expresión cuando se entere que he regresado, me atemoriza un poco tener la idea de que me rechazará. Espero no desee acabar con mi vida, porque aun así, por más absurdo que sea, se lo permitiría después de ausentarme por tanto tiempo. Espero que me llegue a perdonar, eso es lo único que deseo sobre todas las cosas.

Me gusta hacerme ilusiones donde estoy junto con ella, yendo por todos lados y haciendo de todo, solo y únicamente con ella. Si me llega a rechazar no me vería con otra persona, y no quiero ser un exagerado en decir que me moriría por ella, pero es que cuando encuentras a esa luz que brilla con tanta intensidad deseas que te siga alumbrado sin cesar, que te siga guiando sin cansancio, te acostumbras a esa asombrosa luz que le temes a las tinieblas, porque sabes que estando ahí, todo es peor. Y eso me sucede con Ayleen, con ella está todo bien por más cliché que se vea; Y cuando la vea, no diré tantas palabrerías, con dos palabras basta para confesarle todo lo que me ha hecho sentir y todo lo que me ha costado estar muy lejos de ella.

-Vengo a chequear sus heridas.- abro los ojos de ipso facto al reconocer el emisor de esa voz.

-Mmmm.- el guardián emana un sonido de molestia antes de abrir las rejas y hacerlo pasar.

-¿Qué mierdas haces aquí?- murmuro con molestia hacia Pável que se acerca a mí.

-Vengo a revisar la herida que tienes.- comenta, colocándose en cuclillas delante de mí.

-¿Cuál herida?- murmuro.

-La que tienes aquí.- señala a un lado de mi pecho.

-¿Vos estás loco o qué?- preguntó con la sangre hirviéndome, desde que conocí la existencia de Pável no me agrada, tal vez es porque se las cree del mucho, y en realidad es muy poco.

-¿Loco? ¿Por qué?- rápidamente veo como me hace una herida en el pecho con una pequeña navaja.- Ahí está, ¿Qué no la ves?- pregunta tranquilamente.

Empujo su cuerpo, y éste cae lo que le falta por tocar el suelo. Lo tomo de la camisa para propinarle un buen golpe en el rostro, pero el guardián hace sonar los barrotes. Me dedicó una mirada intimidante, a lo que me limite a soltarlo de mala gana, así, dejándolo caer en el suelo.

Pável rápidamente se levanta del suelo para encararme.

-Agradece que estoy aquí por tu bien, imbécil. No me hagas colmar la paciencia.- amenazo entre dientes.- Compórtate como el hombrecito que dices ser y escúchame, saldremos de aquí porque te curare esa estúpida herida y no hagas preguntas.- en media vuelta me dio la espalda para caminar hasta la entrada de la celda.-Necesito llevármelo, una herida la tiene abierta y no permitiremos que muera desangrado porque lo necesitamos, lo sabes.- el guardia obscuro se limitó a dar su aprobación con un movimiento de cabeza.-¿Qué esperas?- preguntó con mal humor.

Camine inseguro hasta la entrada, y cuando di un paso fuera de la celda sentí tantas sensaciones al estar fuera de esas mugrosas paredes. Algo dentro de mi sentía un momento en libertad, aunque no fuese así, pero es bueno ilusionarse para no ser negativo.

Camine tras él, y un guardia caminaba atrás de mí, lo cual me era gracioso y uno que otro momento se me escapaba un risita burlesca. ¿Estos tipos se hacen o qué? Está más que claro que no saldría de aquí jamás, ni muerto, porque si muero me queman.

DIAMOND EYESWhere stories live. Discover now