-¿Su novio, no?- respondió entre una sonrisa arrogante.
-¿Qué novio?- pregunté con un tono de voz exagerado que hizo poner a la defensiva a Nathalie, mientras las demás personas en el local observaban a la expectativa de algún mal movimiento para interferir.- Lo siento, no suelo ser así.- me excuse antes de hacer la situación más grande.
-No. Tranquilo.- observaba mi rostro con desprecio.- Nos vemos.- dijo tajantemente, y sin más tiempo, dio media vuelta para llegar hasta la caja de factura.
Me sorprendí de lo bruto y exaltado que fui con ella. Fue una tremenda ridiculez haber reaccionado de esa manera, porque al final, Ayleen tiene el derecho de rehacer su relación amorosa con quien desee, aunque eso me perjudique.
Incrédulo, asustado, enojado, con ansias de llorar y con un sin numero de emociones me encontraba desamparado en medio de una tienda con las esperanzas esfumadas. ¿Ayleen en una relación? ¿Mí Ayleen? ¿Por qué?
Sin poder evitarlo empuñe las manos a la vez que se escapaban lágrimas de mis ojos. Inevitablemente estaba jodido. Jodido hasta más no poder. Con coraje retiré las penosas lágrimas y tomé una profunda respiración, me concentré en la búsqueda de la camisa para Henna. Vagando mi mente pero mis ojos "concentrados" en la camisa pasaban de una en una para encontrar la ideal pero fallé en el intento al recordar las palabras de Nathalie. Abrumado tomé una simple camisa color vino y caminé hacia la caja para facturar todo.
Salí de la tienda una vez facturado y guardado todas las prendas; caminé apresurado al parqueo para irme de una vez de este puto pueblo y largarme al único lugar donde tengo espacio.
Entré a la camioneta y como un loco giré el volante acelerando sin preocuparme por algo o por alguien. Con el pie sobre el acelerador, sin medir tiempo y velocidad, volé hasta la casa donde Henna y Keylang me esperaban. Molesto, con un mal genio frené la camioneta, la cual se barrió por toda la calle dejando marcas y un sonido escandaloso. Tomé las bolsas y baje de la misma, empujando la puerta con tanta fuerza que la alarma se activo.
-¡Tu puta madre!- le grite. Caminé con pasos estruendosos hacia la puerta y antes de insertar la llave, la puerta se abrió mostrando a una Henna con la ceja enmarcada, sin importarme pasé al lado de ella casi empujándola, lo cual no era mi intención. Tire las malditas bolsas en el sofá y me fui a la habitación cerrando la puerta con potencia.
-¿Qué mierda?- escuché la voz de Keylang salir de una habitación.- ¿Qué le pasa?
-No lo se.- respondió Henna asustada, hasta puedo decir que percibí su nerviosismo. No les haría daño, son mi familia.
-No, no.- Advirtió en un mal tono.- Deja eso. Que él lo recoja Henna.- inmediatamente escuché pasos venir hacia la puerta de la habitación, me alejé de ella para dirigirme al armario y buscar otra ropa. Tomé una camisa roja al mismo tiempo que sonaba la puerta.
-Nathan.- Mencionó mi nombre con impaciencia.- ¿Podes venir a ordenar el desastre que hiciste?- Saqué la camisa de mi cuerpo para reemplazarla con la roja.- Estoy hablando con vos no con tu miserable culo, ¿Qué mierda te pasa?- De un jalón me deshice de los pantalones para colocarme uno caqui. Extraje las llaves de la camioneta de la bolsa del anterior pantalón guardándolas en el que tenia puesto. Caminé hacia la puerta para salir de este infierno en el que se sentía que yo estaba viviendo. Al abrir la puerta me encontré de brazos cruzados a Keylang y a Henna.- Al fin te dignas a salir.- Haciendo caso omiso me dirigí al sofá para recoger la ropa y guardarlas en las bolsas de papel.
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Estuve dando vueltas por todo el pueblo preguntándome que haré ahora, ¿qué haré de mi vida?, un asco en el amor, un asco de persona, un mal humor, sin dinero, sin trabajo, sin vida prácticamente. ¿Qué hace un pobre moribundo de amor como yo en este mundo de vivos enamorados?
¿Y ahora que hago? ¿qué hago? Ya no tengo alternativas, ni segundos planes. Ya no me queda más que resignarme a rehacer mi vida sin Ayleen, ya que ella siguió su camino. ¿Pero como lo hago? Se supone que debo de andar por el mundo calentándome la puta polla para sentirme vivo, para sentir que soy "hombre", para sentirme Nathan. ¿Eso se supone? Es que malditamente nunca me había sentido atraído por una mujer como Ayleen, ella es totalmente preciosa, me atrevo a decir, estando sin ella, que es la flor mas hermosa de mi jardín de espinas; que estúpido me debo de ver diciendo estas cosas.
Antes de conocer a Ayleen era un no-humano normal, no era muy escandaloso con las chicas pero si tenia uno que otro agarre en tres meses, jamás sentí que uno de mis propósitos fuese enamorarme, mas que todo deseaba regresar a donde pertenezco, pero jamás me rehusé a enamorarme, solo pensaba en que sucediera lo que tendría que suceder con mi vida. Y sucedió que me enamoré de una niña medio loca, corriente en su apariencia pero única en sus actitudes y aptitudes. La amé y la estoy amando con toda mi alma que hasta la misma se me desgarra al saber de su nuevo plan de vida, y yo aquí sentado en una camioneta de brazos cruzados sin saber cual es el siguiente paso.
Encendí el motor para continuar con mi búsqueda que no sabia cual era. Yendo de una lado a otro en el mismo pueblo mis ojos se fijaron en un cartel de aquella panadería tan famosa, pensando que esta era una gran oportunidad para mi, apagué el motor y descendí de la camioneta abriendo camino hacia la puerta de vidrio, al entrar unas campanitas chillaron inundando todo el lugar. Una señora un poco baja salió de entre los estantes de pan para recibirme.
-¿Vienes por el cartel querido?- Preguntó con simpatía la agradable señora a la vez que limpiaba las migas de pan del exhibidor de vidrio.
-Sí,- Aseguré con una leve sorpresa.- ¿Cómo lo sabe?
-Tu cara me lo dice todo.- Al terminar la frase me ofreció una gentil sonrisa.- Deja las preocupaciones hijo, aquí solo hay buenas vibras.- Suspiré negando a la vez que sonreía, llevé mis manos a las bolsas del pantalón para sentirme seguro y no tambalear al pensar en todo mi día.- Si lo que te preocupa es no tener el trabajo, pues es tuyo querido. Solo coméntame que te trajo hasta Camden, a este lugar frio pero ahora de días soleados tan desesperantes. No cabe duda que el tiempo esta loco. No, el tiempo no, nosotros estamos dañando el medio ambiente, ojalá yo sola pudiese hacer algo por el. Pero anímate, dime que es lo que buscas.
-Una vida normal, solo eso.- Elevé los hombros al no tener mas que confesar.
-Hasta mal de amores tiene el muchacho.- Enarqué las cejas mientras clavaba mis ojos en los de ella.- ¿Cuántos años crees que tengo, tres? No hijo, no te preocupes por eso. Llegará alguien que sacie y te llene de amor al mismo nivel que vos a ella,- Acerco su rostro en dirección al mio.- yo se que tienes mucho porque dar.
-Doña Yoli, aquí traigo la masa que me pidió.- Nuestra atención se fue hacia la castaña de ojos obscuros que hacia una entrada triunfal con su manos llenas de bolsas acompañada del sonido de las campañillas de las puertas. Apresurada depositó las bolsas sobre el exhibidor donde yacía recostada la señora que aparentemente se llama Yolanda.
-Querida, te presento a...- Ladeo su cabeza esperando a que completara la presentación con mi nombre.
-Nathan, Nathan Deacon.- Extendí mi mano.
-Paula.- Llevó su mano hasta el mechón de cabello que se escapó de su oreja para colocarlo detrás de la misma nuevamente. Su mano cálida tocó la frialdad de la mía acompañado de una dulce y tierna sonrisa que me provocó una cierta sanción de alivio en este desastre lo cual no negaré en admitir que me gustó, me gustó, y mucho.
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Casi tres meses sin actualizar ¡Dios mío! Como las he abandonado, lo lamento tanto😔, pero la historia es así:Cuando estaba escribiendo el capítulo 9 se me vinieron millones de ideas sobre la novela pero millones que estaba muy emocionada por seguir escribiendo y publicar el escrito, pero deje pasar los días y los días hasta que me di cuenta que las ganas de escribir me faltaban, así que no continúe. El tiempo estaba pasando y mi problema era ahora la universidad, mas que todo una clase, Derecho jurisdiccional, la cual lastimosamente no aprobé, siguió pasando el tiempo y ahora mi gran problema era "¿que seguía?" Con la novela, las ideas se me esfumaron, hasta que mi hermano mi motivo a escribir inconscientemente con unos escritos que el tenia, las ideas me volvieron a fluir pero ahora mejores y mas ingeniosas para mantener la vibra en la novela. Discúlpenme muchísimo, gracias por ser unas grandes lectoras. Las leo siempre, en todos lados. Nos vemos, las quiero tanto❤️
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DIAMOND EYES
ParanormaalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. No fui capaz de...