Contrato de Vida

El Encuentro

De repente obro los ojos, me encuentro en mi habitación, veo todas las cosas que me rodean, cada una de ellas en su lugar de siempre, alguna de mi ropa en suelo, cada póster colgada en las paredes que han formado parte de mi habitación por veinticinco años, busco mi teléfono en mi mesita de noche, son las siete de la mañana, me asombro de lo mucho que he dormido esta vez, últimamente solo he dormido tres horas como máximo y me despierto cada madrugada, con una sensación de tristeza las lágrimas al borde de salir, sigo preguntándome porque esto me sucedió a mí, porque la vida me eligió, por soy yo la persona que posiblemente vaya a morir en los siguientes días, ¿posiblemente? No es la palabra correcta, es que voy a morir eso es un hecho.

Desde que me informaron sobre lo que me estaba sucediendo no he dejado de preguntarme por qué, tenía sueños que cumplir, metas y muchas cosas por hacer, yo creía que era de las personas invencibles, de esas personas que piensan que este tipo de cosas no le pasa a gente normal, ¿Pero que es normal? Yo creía que ser normal es estudiar, trabajar, tener novio ir a la universidad, fiestas y amigos, pero la realidad es que no, esas cosas no te hacen normal, esas cosas te dan una vida, la vida que tú decides vivir día con día, graduarte, tener una familia, conseguir tus metas, adoptar un perro, pero ahora lo único que consigo pensar es en la manera en la que me convertí en una persona totalmente vulnerable.

Mama es la persona más optimista que conozco, desde que nos esteramos de lo que me estaba sucediendo a tratado de ser fuerte, me da ánimos y siempre me dice que vamos a salir de esto, la veo llorar cada vez que está sola, no lo sabe, pero en las madrugadas que han pasado desde que nos enteramos y en las que no he podido dormir la escucho llorar en su habitación, no quiero verla sufrir no quiero que sufra por mí, sé que mama hace lo mejor para mí pero a veces quisiera que dejara de darme aliento, mi mente no hace más que pensar en que no tiene solución lo que está pasándome, cada palabra que ella menciona de ánimo me deprime más. No quiero creer en falsas esperanzas, no quiero sentir que tengo una oportunidad y es que esa oportunidad me la quito la vida al momento de elegirme para esto.

Mi nombre es Melanie, pero todos me dicen Mel, solo mama cuando está muy estresada o enojada me llama por mi nombre completo.

- Melanie, levántate por favor, llevas días encerrada en tu habitación.

Mama hace un esfuerzo por llevar el día a día, ella sabe y yo sé que los días que se vienen serán difíciles, desde que sabe lo que me está pasando no ha parado de buscar ayuda y opciones, es la mujer más fuerte que conozco.

-Realmente mama preferiría quedarme en la cama, no tengo ánimos de nada y me siento muy cansada.

-No puedes darte por vencida, sabes que yo no lo hare. Así que levanta ese ánimo y hazme el favor de arreglarte.

Sé que mama esta esperanzada, tiene fe y la he oído rezar a Dios para que me sane, porque si hay un Dios hace pasar por esto a una madre, porque me eligió a mí, porque tengo que sufrir esto yo, si hay alguien ahí responde por favor. Me duele ver a mama así, pero ahora mismo no puedo con mis propios pensamientos, siento una tristeza y una rabia que me consume cada día preguntándome que voy hacer y el porqué de las cosas. No quiero hacer sufrir a mama pero es que a veces la ira me gana la batalla.

-Mama no tiene sentido tener esperanzas de algo que no podemos solucionar, no te hagas esto y no me hagas esto, sabes que no tenemos otra alternativa y debemos aceptar el hecho de que voy a morirme.

La veo a la cara y me duele verla así, no quiero intentar cosas de las que me vaya arrepentir, no quiero que ella se haga falsas ilusiones, después de todo nada es seguro y lo menos que quiero es que ella tenga que sufrir más por mi culpa.

-Por favor no digas esas cosas, tienes que intentarlo por lo menos hazlo por mí.

No puedo castigar a mama por esto, creo que al menos puedo evitarle más disgustos y tristezas.