Cambio Inesperado

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Abro los ojos y lo primero que recibo son los rayos del sol, veo que estoy en el cuarto de invitados y poco a poco regresa a mi mente el día de ayer con Chad, sonrió y siento que alguien está moviéndose detrás de mí, me doy la vuelta despacio para no despertarlo, pero me encuentro con Chad viéndome con una sonrisa.

-Hola Nena, buenos días.

Chad me abraza mientras me saluda al oído, me siento feliz y es que no puedo creer que este acá en mi casa con él, no se siente como si estuviera con un desconocido, me acerco más a él, me gusta su cercanía y me hace sentir tranquila y feliz.

-Hola guapo- No sé de dónde salió esta palabra de cariño él me ve sorprendido, pero en cuestión de segundos me sonríe, lo que me deja tranquila y suelto el aire que no me di cuenta que estaba deteniendo, se acerca y me da un beso, y de nuevo mi cuerpo reacciona hacia las caricias de sus besos, estamos en eso cuando escucho que la puerta de la habitación se abre y entra Lisa con cara de sueño.

-Chad tengo hambre -

Me río todavía con los labios de Chad sobre los míos, pero soy yo la que contesto, me doy la vuelta y le doy una sonrisa a Lisa.

-Buenos días, Lisa, ¿qué es lo que quieres para desayunar?

Ella me ve y enseguida me sonríe.

-Hola Melanie quiero unos huevos revueltos con panqueques – Dice como si nada.

Sonrió, es exactamente lo que me gustaba comer a mí y por fortuna ahora con esta enfermedad no me lo quitaron, al menos me dejaron el desayuno.

-Yo también quiero comer eso - me volteo y veo a Chad - ¿puedes hacer panqueques ciertos?

Chad me ve con cara de herido.

-Claro que se hacerlos son los mejores que probaras en tu vida, por quien crees que tuve que aprender.

-Eso está por verse – Nos levantamos los tres y nos dirigimos a la cocina para preparar el desayuno.

Después de comer el desayuno y en definitiva probar los mejores panqueques del mundo, Chad y Lisa se preparan arriba para irse, no quiero que se vayan, pero mama no tardará en llegar y Chad como siempre no quiere que ella lo vea, no sé qué le pasa con ver a mama, no sé si la ha visto o si quisiera la conoce, estoy esperándolos en la sala cuando bajan, Lisa sale de la casa al patio a jugar con la mecedora.

-No tienes que irte, podemos decirle a mama que eres mi amigo, ella no tendrá problemas con eso - le digo a Chad.

-Sabes que tengo que irme – me dice, pero noto en su mirada que está feliz, algo de este día que pasamos juntos a cambiado nuestra relacion y siento que ahora estaremos más unidos y no los completos desconocidos que se sientan en el jardín unos minutos para hablar.

-Pero es que no entiendo por qué no puede verte mama -

Él pone una cara de no quiero hablar de eso.

-Algún día tal vez entiendas, tratare de explicártelo, lo prometo -

-Nunca entenderé si no me dices que pasa -

-Melanie por favor ahora no, te prometo que lo explicare, pero no ahora -

Se acerca a mí, me da un beso en la mejilla, pero de repente no es suficiente para mí, me doy la vuelta y nuestros labios se juntan, nos besamos, los besos con Chad siempre son como si no existiera un mañana, no sé cuánto tiempo llevamos así cuando me separo y le pregunto.

- ¿Nos veremos mañana? – de repente tengo miedo de que desaparezca de mi vida y que nunca lo vuelva a ver.

Él sonríe y me da un pequeño beso.

-Si nena nos vemos mañana -

Con eso se da la vuelta, sale de la casa y llama a Lisa. Ella se da la vuelta y se despide con la mano, pero luego corre hacia mí y me da un abrazo enorme, yo hago lo mismo. Veo como se alejan los dos por el camino justo cuando escucho que mama entrar por la puerta de adelante.

-Melanie, Hija donde estas, mama llego a casa. - entra mama gritando con todo el aire que puede. Voy en busca de mama y la encuentro en la sala buscándome.

- Hola mama ¿cómo te ha ido? -

Ella me ve y sale corriendo para abrazarme, como si hace años que no me ha visto, me abraza fuerte que me duele un poco, ella se da cuenta.

-Perdón Melanie, pero no sabes lo que es estar lejos y preocupada. -

-No te preocupes mama, ¿todo está bien? -

Nos sentamos en la sala y ella empieza a contarme como le fue en sus platicas y que cosas hizo, la escucho atentamente y cuando ella me pregunta que hice yo el fin de semana le cuento lo que he hecho, pero nunca menciono a Lisa o Chad, ella ve mi cara de felicidad y alegría cuando le cuento todo lo que hice, aunque la versión que le cuento a mama es la de yo sola pasándola bien.

- Parece que te lo has pasado en grande tu sola – comenta mama con una cara de no creerse mi historia.

- Claro que, si mama, me la he pasado bien sola –

Me levanto del sofá para ir por algo para comer en la cocina, no me doy cuenta como es que pasa, pero empiezo a sentir que me mareo, veo estrellitas que brillan alrededor y solo siento que caigo al suelo.


****


Despierto, en seguida me duele demasiado la cabeza, no se cuánto tiempo ha pasado ni donde estoy abro los ojos y me doy cuenta de que estoy en mi cama, hay una persona a la par mía que nos conozco, colocando aparatos en mi brazo.

-Hola Melanie, mi nombre es Rosa soy tu enfermera, ¿cómo te sientes?

-Un poco mareada, me duele la cabeza, ¿qué me paso? – desde cuando tengo enfermera.

-Se te bajo la presión y te desmayaste.

-Mama ¿dónde está? - pregunto a Rosa.

-Está hablando con la doctora en el teléfono. -

Entonces me da miedo haber dormido días, y pregunto a Rosa preocupada.

- ¿Cuánto tiempo he estado así? –

- Solo un par de horas – me dice con una sonrisa, imagino que es parte de su trabajo sonreír a todos los enfermos que atiende.

No menciono nada más, me duele el cuerpo y me siento toda débil, la cabeza siento que me explotara en cualquier segundo. Mama entra a la habitación y se ve preocupada.

-Melanie cariño ¿cómo te sientes? -

-Mal mama, me duele la cabeza y me siento muy débil. -

-Estaba hablando con la doctora y me dijo que a los enfermos con insuficiencia renal es normal que la presión arterial se les descontrole es una de las consecuencias que se padecen, además de otras enfermedades como anemia y migraña severa, me mando a comprar estas pastillas, me dijo que hay días buenos y días malos, tus defensas también empiezan a bajar por lo que eres más propensa a enfermarte, tenemos que cuidarte más Melanie, por eso Rosa estará acá mas seguido .

Solo asiento esta vez no tengo ganas de pelear y decirle a mama que no necesito una enfermera, como si no fuera ya mucho tener esta enfermedad hablar de las que se me van a agregar me dan ganas de morirme ya, de la nada me siento muy cansada y lo único que quiero es dormir, mañana es otro día de tratamiento. Mientras mama y Rosa me dejan sola en habitación para que descanse veo hacia el techo, no puedo creer que estaba tan bien hoy en la mañana y de la noche a la mañana me sienta tan mal, solo quiero cerrar mis ojos y nunca despertar en esta pesadilla de nuevo, ¡¡siento que estoy perdiendo la guerra!!

Contrato de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora