Capítulo 28.

5.2K 243 10
                                    

— No puede ser. —Suspiró— ¿Otra vez?

Asentí con mi mirada fija en Cameron aún. — ¿Scott te volvió a escribir? —Preguntó Nash confuso. Cameron rápidamente giró su rostro y lo miró mal.

— No... ésta vez fue por otro chico que conocí en el supermercado. Él estaba ahí y bueno. —Suspiré, Nash por otro lado rió y se sentó a mirarnos. El desgraciado, en vez de ayudarme con esta situación.

— Cameron, supongo que ya sabes que no voy a estar aquí todo el día esperando a que tu locura de celópata se te pase. Así que, sí no me vas a "Perdonar" a pesar de que no hice nada, entonces me voy. —Tomé mis cosas y caminé directo a la puerta, muy enojada. ¿Por qué mierda es tan celoso? ¿Por qué me encanta que sea así?

¡Estúpido masoquismo!

— Tres, dos, uno. —Oí a Nash contar riendo.

— ¡Ali! —Gritó Cameron luego de Nash decir "Uno". Nash rió y tomó un sorbo de su jugo. Cameron suspiró y se acercó a mí corriendo— Perdóname.

Suspiré y asentí. — ¿Sabes qué? —Me miró confuso— Evitemos toda la charla, sí te perdono. —Sonrió— Pero me voy a ir.

— ¿Por qué?

— Porque quiero ir a casa, y estar allá. ¿Será que me entiendes?

— ¿Estás en tus días verdad? —Habló Nash desde atrás. Éste desgraciado siempre interrumpiendo, y lo peor es que estaba en lo cierto. Lo miré mal y él rió.

— ¿Es eso? —Cameron rodeó sus brazos a mi alrededor, yo asentí y miré a otro lado— No tengas pena por decirme eso, preciosa. También convivo con dos mujeres. Y Sierra siempre es dramática cuando "eso" le llega. —Sonreí. Me despedí de él y encendí el auto para ir directo a casa.

Faltaban unas pocas cuadras para llegar a casa, pero el hambre se estaba apoderando de mí. Me cambié de dirección y conduje a una panadería.

¿Saben que es bueno?

Pan con café con leche.

Oh sí.

Me estacioné y bajé a toda prisa, ésta era una de mis panaderías favoritas. Aunque últimamente no había venido, quizás en meses. Entré y el olor a pan recién horneado iluminó mi rostro de la alegría.

Cómo amo ése olor.

Empecé a buscar mi tarjeta dentro de mi cartera mientras caminaba hacia la barra.

— Buenos días, ¿En qué puedo ayudarla...? ¿Alison? —Levanté mi mirada rápidamente para encontrarme al chico del cabello castaño claro, el chico de los ojos verdes. Y sí, estoy hablando de Theo— ¿Alison? —Preguntó de nuevo.

— ¿Theo? —Lo miré confusa— ¿Qué haces aquí?

Él miró a todos lados y rió. — ¿No es obvio? —Negué— Trabajo aquí.

Mierda. — ¿Qué? ¿Desde cuándo? Siempre vengo aquí y nunca te he visto.

— ¿Siempre? —Rió— Trabajo desde hace un mes.

Agh, bueno, ya estaba aquí. — Bien. —Suspiré— Me das dos panes dulces grandes, por favor. —Theo asintió sonriente y rápidamente fue en busca de ellos.

¿Por qué? ¡De todas las panaderías en Londres!

Pero bueno, nunca ignoren a los panaderos... Miren lo que pasó con Harry Styles. Y además está Peeta.

— Aquí tienes. —Me entregó los panes, aún con esa sonrisa arrogante pero dulce en su rostro.

— ¿Cuánto es?

·La Guardaespaldas·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora