Capítulo 29.

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— ¡No me jodas! —Bufé— ¿Cómo se te puede olvidar eso?

Sonrió nervioso y miró a otro lado. — Perdón preciosa. —Suspiró y rascó su nuca— Yo no sé qué...

Asentí. — Yo sí sé que pasó Cam. —Me miró confundido y se acercó rodeándome en sus brazos— Estabas tan embobado con tus celos como para acordarte que tu madre venía.

Rió. — Tienes razón, son celos tontos. —Se acercó más a mi rostro y sonrió— Eres mía, preciosa.

— ¡Que lindos! —Gritó alguien detrás de nosotros. Cameron se alejó poco a poco de mí, yo por otro lado parecía una estatua— Tú debes ser Alison. —Asentí aún en shock— ¡Me han hablado maravillas sobre ti! —Mis ojos estaban muy abiertos, ella sonreía pero yo aún no lo creía. Es ella, la que decía que era mi cuñada platónica... pero ahora es real.

— H-hola S-si-sierra. —Mierda, ¿por qué tengo que balbucear ahora?

— ¡Que adorable! —Sonrió.

Cameron carraspeó y su brazo izquierdo rodeó mi cintura. — Sierra ella es...

— ¡Alison! —Literalmente Sierra había corrido a mí y me había abrazado. Mejor dicho, Sierra Dallas me está abrazando, y con mucha alegría. Un segundo después se separó aún muy sonriente.

— M-mucho gusto. —Sonreí, o creo que hice el intento.

— No seas tímida conmigo por favor. Ahora eres mi cuñada. —Su vista se dirigió a Cameron— Tengo mucha hambre Cam.

— ¿Qué quieres comer?

— Tostadas. —Cameron asintió, besó mi frente y se alejó a toda prisa a la cocina. Rápidamente unas manos me atraparon y me empezaron a llevar a toda prisa a una habitación— ¡Mamá! —Gritó y un cuerpo apareció en mi punto de vista.

Dios mío, qué mujer tan alta.

Literalmente me sentí un Hobbit.

Claro qué, es un poco menos alta que Cameron.

— Oh, Hola cariño, tú debes ser Alison. —Sonrió y se acercó a mí para abrazarme— Es un placer conocerte al fin.

— Es un placer conocerla también, Señora Dallas.

— Ay cariño, no. —Rió— Para ti soy Gina. —Asentí nerviosa y luego miró a Sierra— Vamos a cocinar cariño, extraño hacerle el desayuno a mí pequeño.

Sierra sonrió como niña inocente. — Mandé a Cameron a hacer tostadas.

Gina negó y suspiró. — Pobrecito. —Me miró y sonrió— Vamos a sentarnos y a tener una charla de chicas entonces.

Asentí nerviosa y me coloqué junto a ellas. Aquí era el cuarto de Aaron, por lo que Aaron debe estar durmiendo con alguno de los chicos. Gina y Sierra se sentaron una a cada lado, con cada segundo que pasaba iba aumentando mi nerviosismo.

— Entonces, Alison. —Habló Gina— ¿Qué edad tienes?

— Dieciocho.

— ¿Te gusta mi hijo?

Me sonrojé y miré a otro lado. ¿Qué es esto? ¿FBI? — Y-yo... —Respiré profundo y asentí— Sí, y para ser sincera... Siempre me ha gustado su hijo.

Sierra sonrió. — ¿Así que ya lo conocías antes de ser "Su Guardaespaldas"? —Asentí— Que romántico.

— Bueno cariño. —Habló Gina— Me alegro mucho por mi hijo. Sé que no te conoceré sólo por hacerte preguntas en este momento, pero por lo menos espero conocerte poco a poco. —Asentí— Y espero por sobre todo, que de verdad lo quieras. Porque mi hijo vale muchísimo, y tiene un gran corazón.

·La Guardaespaldas·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora