Capítulo 21.

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— ¿No?

— No.

— ¿Eso es todo lo que me dirás?

— Si.

— ¿Sí?

— ¡No!

— ¡Bien, bien! —Suspiró. Internamente reí, pero no admitiría que eso me causo risa, aumentaría su curiosidad y seguramente... su ego.

— ¿Cameron?

— ¿Sí?

— Gracias. —Me miró confuso, y entendí que él no había captado nada— Por lo de ayer.

Suspiró. — De nada. —Me sonrió y se acercó más a mí.

Los chicos no estaban, ninguno. Lele estaba aún dormida, Cameron me dijo que se había quedado hasta tarde hablando por teléfono con unas "amigas".

Pobre alma inocente.

— ¿Sabe que puedes decirme lo que sea verdad? —Asentí— ¿Sabes que puedes confiar en mí?

— No. —Me miró confuso una vez más— No, Cameron. No después de lo que pasó. No pidas mi confianza, porque la tenías... y la perdiste.

Me levanté y fui a otro lugar. No sé si por instinto o porque pedía a gritos estar aquí.

Me senté y miré a todos lados, miles de recuerdos pedían entrar en mi mente. Ya habían pasado muchas semanas, y dos meses... dos largos meses desde que había comenzado esto.

Y faltaba poco, poco para iniciar clases. ¿Cameron se irá cuando yo comience clases?

Se supone que mientras yo estaba de vacaciones es que sería su guardaespaldas, y ya ese tiempo está llegando a su fin.

Pero la pregunta real es, ¿Por cuánto tiempo decidió Cameron vivir aquí?

Cerré mis ojos y dejé que mi mente divagara en lo que pasó, en lo que pudo ser, y en lo que podrá ser.

Ay Cameron... las cosas nunca son sencillas. Pero tú, tú me complicaste mucho. Enredaste mi mundo en un nudo que ni siquiera puedo desatar.

Oí el sonido de la puerta abrirse, permanecí con mis ojos cerrados. Pude sentir la colonia de Cameron a mí lado, oí su respiración, yo no me moví y él tampoco lo hizo.

Tenía tantas cosas en mi mente, tantas cosas que decir. Mis sentimientos estaban confusos, demasiado para una vida adolescente. Es como que todo lo que sientes se vuelve nada.

De pronto, lo que sientes no lo puedes evitar.

Tener a Cameron junto a mí justo ahora, era la justificación exacta del por qué no pude llegar a amar a Scott, aunque lo intenté.

Quería decirle tantas cosas, quería decirle que lo quería, que lo necesitaba más que a nada, qué quería verlo día tras día. Quería mirarlo, quería acariciarlo, besarlo, quería... quería decirle «te amo».

Pero no pude.

Que trágico tener a alguien a tu lado queriendo decirle mil cosas, pero que no puedas. Que no puedas expresarte... Lo imaginaba sonriente, mientras le cantaba. Él sonreía a lo que me producía alegría. Su mano acariciaba mientras él me abrazaba.

«Sólo un beso» repetía él mientras se acercaba. Y en menos de un segundo, sus labios se rozaban. — C-Cameron...

— Shh... —Colocó su dedo sobre mis labios, mi respiración comenzaba a acelerarse.

·La Guardaespaldas·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora