IV. El cielo sobre el agua

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El sol se ocultó por completo, pero la luz del cielo estrellado brindaba la leve luz que era más que suficiente para el momento; con André aun riendo gracias a Candry, ninguno de los dos pudo reaccionar a tiempo cuando inesperadamente, el pie de Candry resbaló por el borde de la colina, provocando que se desplomara al abismo; André miró lúcidamente como Candry cayó de espaldas sobre la orilla. André se puso de pie en un lapso, fue por detrás de la colina y comenzó a descender lo más rápido posible hasta llegar a ella. 

Cuando André llegó, la encontró de pie y sin ningún rasguño, aunque su vestido estaba toda mojado, había caído boca arriba en la parte baja del río donde el agua le llegaba hasta los tobillos; André estaba muy asustado por lo ocurrido, pero inauditamente Candry estaba toda serena levantando su gran faldón para no seguir mojándolo, André la tomó de la mano y la llevó fuera del río, la miraba pasmado y no podía explicarse la gran suerte que tuvieron ambos de que Candry se encontrara aparentemente ilesa...

- ¿Estás bien? - la voz de André era de un tono muy agitado.

- Sí, estoy bien - dijo Candry con toda tranquilidad.

- ¿Estás segura? ¿no te duele nada? ¿no te hiciste daño? vamos a la posta para estar seguros, o vamos donde tu abuela, debe estar preocupada, aunque cuando le cuente de esto se llevará un gran susto, pero que suerte que estés bien, ¿estás bien cierto? - André hablaba muy rápido sin darse tiempo de respirar.

- Sí, estoy bien, tranquilo - la pasividad de Candry ante el momento era sorprendente, ni siquiera estaba asustada.

- ¿Te ayudo en algo? toma mi camisa para que te abrigues - André estaba muy impaciente y apunto de quitarse la camisa, pero Candry lo detuvo.

- No, no hay necesidad de hacerlo, estoy bien...

Continuando ambos en la orilla, un ruido enorme se hacía cada vez más notorio, el aire se hacía cada vez más denso, neblinas empezaron a surgir al nivel del suelo, parecían estar en las nubes, cuando de repente, un enorme barco se hizo presente, un barco muy bonito por fuera, tan grande que era difícil creer que algo así pudiese navegar por el río de ese valle, transportes así nunca se habían presentado en el lugar; este barco se detuvo justo frente a ellos, las anclas bajaron rápidamente, la puerta del barco se abrió, y una gran escalera se formó desde la estructura hasta sus pies; de esta escalera empezó a descender un hombre viejo vestido elegantemente de uniforme blanco con barba blanca pero delgado, aparentaba más sabiduría y experiencia ante todo antes que vejez; al llegar donde Candry y André, no hizo invitaciones especiales, simplemente les pidió que subieran.

André miró muy sorprendido y emocionado a Candry, quien también se mostraba contenta por la imagen que el barco le ofrecía, ambos niños, entusiasmados por la idea de abordar un barco crucero, no lo pensaron mucho, y tomaron las escaleras. 

Al entrar al barco, miraron atónitos la elegancia del lugar, todo fino y de ambiente cálido, había personas de todo tipo: hombres y mujeres, ricos, clase media y pobres, niños, jóvenes, adultos y ancianos; pero caracterizándolos a todos su amabilidad y armonía entre ellos, habían también muchos sirvientes muy educados, pero pasaban desapercibidos pues desentonaban entre los pasajeros con su personalidad algo cansada; el único que resaltaba entre todos era el anciano que había dado invitación a Candry y André, quien por cierto se encontraba junto a ellos. No pasó mucho tiempo antes de que André y Candry sugirieran ir a la cabina del piloto para ver cómo es que se manejaba un barco así; el anciano no lo pensó dos veces y aceptó sin replicar nada, les guiaba el camino por todo ese inmenso barco. 

En dicho camino, André y Candry continuaban mirando cada detalle de la nave, habían grandes bufetes, mesas llenas de comensales alegres y comidas deliciosas, inmensos sillones de descanso, y muchas personas asomándose por la barandilla sonriendo a las vistas del lugar al que se habían detenido; no sabía André muy bien si era cosa suya o era algo real, y es que las personas del lugar lo miraban con un rostro apuntando a que él no debería estar ahí, André no le daba importancia, iba caminando de la mano con Candry quien sí se notaba feliz y aceptada por el lugar.

Más allá de la Vida // (1ra Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora